TEXAS, ESTADOS UNIDOS.- Las investigaciones continúan a una semana de la mayor tragedia migrante registrada en San Antonio, Texas, y el proceso de identificación avanza para darle un adiós digno a las 53 personas halladas asfixiadas dentro de un tráiler.
Hasta este domingo, una semana después de la tragedia, solo seis hondureños han sido plenamente identificados, se trata de Belkis Esmeralda Anariba Cáceres (33), Yazmín Nayarith Bueso Núñez (37), Margie Paz (24) y Alejandro Caballero (22), Fernando Caballero (19) y Adela Betulia Ramírez.
Adela Ramírez y el anhelo de ver a su mamá
“Ella no tenía que sufrir”, así lamentó la hondureña Adela Aguilar, la muerte de su nieta Adela Ramírez, quien se convirtió en uno de los cinco compatriotas identificados entre las víctimas de la tragedia migrante en San Antonio, Texas.
Adela, que recién cumplió 28 años, se despidió de su abuela en Cuyamel, donde nació y creció pero anhelaba volver a ver a su madre y hermanas que llevan años en el país del norte.
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Pese a las súplicas de la abuela que le pedía “No te vayas. Aquí vives bien. Aquí puedes vivir donde quieras, trabajando”, la joven se fue y logró llegar a Estados Unidos sin imaginar que encontraría la muerte al solo avanzar unos kilómetros en suelo estadounidense.
Ramírez nunca tuvo la oportunidad de reunirse con su familia. Más tarde ese día, el camión fue encontrado en San Antonio.
Lo último que se supo es que envió un mensaje de texto a su amiga diciéndole que había cruzado la frontera. Mientras que en su pueblo natal aún están los globos de su cumpleaños, cerca de la motocicleta que manejaba y una pila de fotos de su graduación de 2015.
Un sueño de hermanos y la ilusión de una mejor vida
Dos hermanos estaban emocionados de encontrar trabajo en EEUU, luego de completar su carrera universitaria y no encontrar oportunidades laborales en Honduras. Su meta era enviar dinero a su madre, la mujer que estuvo para ellos toda la vida.
Se suponía que el viaje de sus hijos a Estados Unidos sería el comienzo de un nuevo capítulo en sus vidas. “Lo planeamos juntos como familia, para que pudieran tener una vida diferente, para que lograran sus metas y sueños”, dijo. “Este fue el punto de partida”, lamentó Karen Caballero cuyos hijos Fernando y Alejandro Caballero fueron encontrados entre las víctimas.
Los jóvenes de 19 y 23 años soñaban con comprarle una casa a su mamá. “Para mí, mis hijos siempre fueron los niños más hermosos de mi mundo”, dijo ala angustiada mujer.
Creando un mejor futuro con el amor de su vida
Margie Tamara Paz Grajera, de 25 años, también falleció en la tragedia migrante, iba junto a su novio Alejandro con quien tenía una larga relación. Ambos habían estudiado y estaban a punto de graduarse cuando decidieron probar suerte en Estados Unidos.
Los tres jóvenes estaban tan emocionados de migrar, como cuando eran niños y se preparaban para acudir a una fiesta de cumpleaños.
Soñaba con un tratamiento por su enfermedad
Yazmín Nayarith Bueso Núñez (37) también murió en el “tráiler de la muerte”, pero que se desconocía el paradero de su cuerpo, pues inicialmente solo se sabía que sus documentos estaban en el vehículo que viajaba repleto de indocumentados.
“El lunes como a las 11 de la mañana me puso ese audio y me dijo: “Mamá, yo solo quiero que ore fuertemente a Dios, sé que he tenido el respaldo de Dios en todo mi camino, en toda la trayectoria he pasado dificultades, pero he recibido atenciones y me ha ido bien, hasta llegar a Laredo. Nos van a trasladar ya, ore” y eso fue lo último que supo de su hija, según Florencia Núñez, quien entre lágrimas lamentó la forma en la que ocurrieron las cosas.
Según su progenitora, el próposito por el que ella se fue era para ayudarla y ayudar a su hijo, además, porque era la única de sus hermanos que no tenía empleo, pues debido a que padecía de lupus había sido despedida y aunque según sus parientes, había intentado emprender un negocio durante la pandemia, fracasó.
Su aspiración era un empleo
La sexta víctima fue identificada como Belkis Esmeralda Anariba Cáceres, de 33 años, residente en Victoria , Yoro, según su identificación.
Justo antes de subir al tráiler en Nuevo Laredo, México, que la llevaría a Houston, la hondureña le hizo una petición a su familia. “Oren, ya voy de salida y no sé cómo me va a ir”, fue lo último que supieron de ella. “No es fácil, ella se fue por necesidad, los empleos están ruines y aquí todo está caro, uno no haya qué hacer”, agregó un pariente.