ARIZONA, ESTADOS UNIDOS.- “Gracias padre, gracias Dios por salvarme con vida”, repetía el hondureño Orlin, de 36 años, al ser rescatado por una organización humanitaria en el desierto de Arizona, Estados Unidos.
Mientras besaba su crucifijo, Orlin cayó de rodillas en la tierra árida dando gracias a Dios. El hombre había soportado cuatro días el calor intenso y las bajas temperaturas del desierto, además, no había comido ni bebido nada durante ese tiempo.
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Cuando los rescatistas le dieron por fin alimentos, sin evitarlo, el hondureño comenzó a llorar mientras bebía agua y se lavaba la cara.
Las personas observaron que no podía caminar y le preguntaron ¿qué le había pasado? a lo que él respondió que las personas con quienes se dirigía hacia Estados Unidos lo habían abandonado, “por unas heridas en la planta de los pies y problemas de calambre”.
Al momento de preguntarle quién lo había abandonado, Orlin dijo que “un amigo y el guía que me acompañaba”.
“Me dejaron con un poco de agua, desde hace cuatro días. Estaba buscando una torre de agua para pedir auxilio, expresa el hondureño.
Orlin les explicó a los rescatistas que él era un exmiembro de las Fuerzas Armadas y que huía de la criminalidad de las bandas en Honduras.
”Vengo huyendo, me quieren matar las pandillas. No quieren a ningún policía ni militar en la colonia, me amenazaron y huí”, dice el migrante.
La organización humanitaria (Las Águilas del Desierto) explican en la nota publicada por el periódico El Universal que en realidad ellos habían ingresado al desierto en busca de los restos de otro migrante mexicano, cuando encontraron al hondureño.
Varias millas de donde se encontraba Orlin también encontraron a un guatemalteco que se encontraba en las mismas condiciones que Orlin, perdido en el desierto de Arizona.
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