En el momento de su muerte, Hernández estaba bajo la custodia del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés).
El informe del patólogo forense Kris Sperry, detalla que la causa de muerte de la hondureña fue probablemente por 'complicaciones graves de deshidratación superpuestas a la infección por VIH', lo que la hacía susceptible a los efectos fisiológicos de la deshidratación no tratada.
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'Según las observaciones de otros detenidos, los episodios de diarrea y vómitos persistieron durante varios días sin evaluación médica ni tratamiento, hasta que estuvo gravemente enferma', explica en su documento el experto.
La investigación es la segunda realizada en el cuerpo de la compatriota, donde también se encontró 'evidencia de hematomas profundos en las manos y el abdomen, evidencia de trauma por fuerza contundente, indicativo de golpes o patadas, y posible ataque con objetos contundentes'.
Roxana Hernández murió el 25 de mayo, nueve días después de ser transferida a una unidad dedicada a mujeres transgénero en el Centro Correccional del Condado de Cibola en Nuevo México, que es operado bajo contrato por CoreCivic, la segunda compañía de prisiones privadas más grande de EEUU.
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