MOROCELÍ, HONDURAS.-Presuntamente ejecutados por sus mismos compañeros de celda e integrantes de la Pandilla Barrio 18, tres convictos fueron hallados muertos en un módulo de la cárcel de máxima seguridad El Pozo II, conocida también como La Tolva.
Autoridades de ese centro penal tuvieron conocimiento del hecho alrededor de las 6:00 de la mañana del jueves, pero los crímenes se habrían cometido entre la noche del miércoles y la madrugada del jueves.
Las víctimas fueron identificadas como Carlos Johán Boquín Hernández (24), José Noé Cárcamo Martínez (24) y Pablo Antonio Estrada López (25), los tres integrantes de esa organización criminal.
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En el módulo de la pandilla 18
La masacre ocurrió en el módulo número cinco donde están internos sólo miembros de la Pandilla, por lo que se sospecha que ellos les quitaron la vida.
La portavoz del Instituto Nacional Penitenciario (INP), Digna Aguilar, informó que “al momento de acudir al módulo, los miembros de la Pandilla 18 dijeron que a ellos se les había dado de baja debido a que tenían cuentas pendientes con el barrio (con la pandilla)”.
Los tres convictos fueron asesinados por la vía de asfixia por estrangulamiento, de acuerdo con el reporte preliminar del ente carcelario, ubicado en el término municipal de Morocelí, El Paraíso.
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En el expediente delictivo y penitenciario data que Carlos Johán Boquín Hernández estaba acusado por los delitos de robo de vehículo, robo agravado y privación injusta de la libertad. Estaba recluido desde octubre de 2015.
Pablo Antonio Estrada López cumplía una pena por el delito de homicidio simple y estaba preso desde el mes de abril de 2019. Entre tanto, José Noé Cárcamo Martínez era sindicado por la participación en dos asesinatos ocurridos en la capital de la República. Fue arrestado en abril del año 2015.
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Un excentralista
Reyna Martínez, madre de José Cárcamo, contó que no veía a su hijo “desde que comenzó la pandemia; ese sábado (14 de marzo) teníamos visita pero nos prohibieron las visitas, desde esa vez no lo volví a ver”.
José Noé era un exalumno del Instituto Central Vicente Cáceres, que en su momento se enroló con la Pandilla 18 y sus actividades delictivas.
“Él era un cipote y por las gavillas es que anduvo en eso (en las maras)”, lamentó la progenitora de Noé, quien mientras estuvo en libertad vivió en la colonia Tiloarque.
Los cuerpos de los tres reclusos fueron levantados muchas horas después de su deceso, pero antes los agentes de Inspecciones Oculares de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) realizaron las averiguaciones del caso en la escena del crimen. Sus familiares harán hasta hoy el retiro de los cadáveres en Medicina Forense.
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