Sigilosos y alertas permanecía un grupo de hombres en motocicletas, con aspecto de pocos amigos en una gasolinera abandonada, casi destruida, con la pintura gastada y sin mantenimiento.
La presencia de un carro extraño, con los vidrios oscuros y que transitaba como con pereza interrumpió una amena conversación.
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Desde el interior del vehículo se observó que los tipos permanecían alertas, como los llamados “banderas” y tal si fueran proyectiles, su mirada apuntó hacia el carro para tratar de descubrir quiénes lo ocupaban.
El equipo de la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus había llegado hasta El Paraíso, Copán, tierra de los “señores” del narcotráfico en Honduras, quienes siguen en la “jugada” pero sin llamar la atención.
Un narcooperativo se montó al instante, pues no había policías ni militares, quienes lo comandaban eran los tipos que estaban en la entrada, con las motos y se dispersaron por todo el pueblo.
No es cualquiera el que entra a El Paraíso, Copán. Antes de tomar el rumbo no se piensa dos veces, sino que hasta cinco veces y lo único que queda es encomendarse a Dios porque ni la autoridad se atreve a retar el poder del “narco” que impera en ese remoto municipio.
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Unos 50 metros atrás de una gasolinera, ubicada en la carretera que conduce hacia las Ruinas de Copán, en el occidente de Honduras, está el rótulo que indica la dirección hacia San Antonio y El Paraíso, con una flecha hacia la derecha.
Desde ese punto hay que recorrer unos 21 kilómetros, San Antonio está antes, luego se sigue por una carretera pavimentada con asfalto y concreto hidráulico en algunas partes, sobre todo las cuestas y cerradas curvas.
Toda la vía está rodeada de verdes montañas, solo se ven transitar lujosos carros con los vidrios polarizados y cerrados, algunas motocicletas y uno que otro vehículo repartidor de productos que entran y salen lo más rápido que pueden, saben que la zona no es de fiar.
Río “El Infiernito” se leyó en un rótulo antes de pasar un puente, generando una sensación escalofriante que quema el cuerpo, pues no se sabe si se está dando un paso sin regreso al entrar a ese municipio.
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A inicios del año 2000 la dinastía de los hermanos Ardón era notable en el remoto pueblo y a este tiempo, muchos no se atreven a hablar mal del cartel AA.
Amílcar Alexander Ardón Soriano gobernó El Paraíso, Copán entre los años 2006 al 2014, en lo político su huella está grabada en cada esquina con placas donde aparece su nombre.
Se hacia llamar “el rey del pueblo”, además fue uno de los principales socios de Juan Antonio “Tony” Hernández en el tráfico de drogas.
Años después, luego de su entrega voluntaria a la DEA en 2019, se encargó de hundir al hermano del presidente Juan Orlando Hernández al declarar en su contra en una corte de Estados Unidos.
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En el centro de El Paraíso se observa un fluido comercio y la gente haciendo sus mandados. El carro de EL HERALDO Plus se estacionó frente al imponente palacio municipal que tiene la forma de la Casa Blanca de Estados Unidos y en la parte alta de su fachada se enarbolaban las banderas centroamericanas.
El edificio estaba un tanto descuidado, con el paso del tiempo la pintura se ha ido deteriorando, igual que sus oficinas, pues con las extradiciones, los “ señores del narcotráfico” se han ido alejando de las actividades públicas, ya no hay aportes particulares a la municipalidad.
El portal de transparencia de esta alcaldía no está actualizado, pero datos del 2020 indican que recibía un presupuesto mensual de 1.7 millones de lempiras.
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¿Cómo está la situación en el pueblo, ha cambiado después de las extradiciones?, cuestionó el periodista a un grupo de personas que estaban frente al edificio municipal.
Las tres personas adultas, dos hombres y una mujer, cruzaron miradas entre sí, sus semblantes se mostraba asombrados e invadidos por temor a la vez, mientras que dos niños que los acompañaban se aferraron a la mano de uno de ellos.
“La situación ha cambiado un poco, siempre hay de esas cosas (narcotráfico) pero no es como antes, al menos aquí uno anda un poco más tranquilo por la calle”, respondió uno de los hombres cuando un carro color blanco apareció frente al lugar donde se desarrollaba la plática.
Era un pick up doble cabina, vidrios polarizados, en ese instante la ansiedad se presentó sin permiso ante los lugareños que hablaban con EL HERALDO para despedirse de inmediato y buscar su camino sin decir adiós.
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Ruta
A unos pasos de El Paraíso está Guatemala, la ruta predilecta de los “capos” del narcotráfico para llevar la cocaína hacia Estados Unidos.Autoridades de la zona dijeron a EL HERALDO Plus que las operaciones de los grupos ilícitos siguen y aunque se esconden, siempre se perciben.
Es por ello que el emporio que crearon los Ardon Soriano y otros no se iba a derrumbar de la noche a la mañana. En el juego siguen hondureños, guatemaltecos, colombianos y mexicanos.
El “tiktokero” Óscar Fernando Santos Tobar, alias “Teto”, capturado el 22 de agosto en El Paraíso, Copán, por la Dirección de Lucha contra el Narcotráfico ( DLCN) del Ministerio Público ( MP) es una muestra de ello.
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En sus redes sociales lucía sus lujosas propiedades y carros, pero nadie se atrevía a decir que era de las nuevas cabezas del narcotráfico, hasta que lo solicitó el gobierno norteamericano.
Las estructuras criminales siguen operando en la zona con toda libertad y desde Estados Unidos lo saben.
El equipo de EL HERALDO Plus detectó que su vehículo era fotografiado por personas extrañas, pero nadie llegó a preguntar qué andaban haciendo.
Las autoridades municipales no estaban, habían salido a inaugurar un proyecto de electrificación y como era en una aldea, los otros empleados dijeron que regresarían al siguiente día. Al bajar las gradas del segundo piso del palacio municipal, ya de salida, don César, un aldeano de El Paraíso, también tomaba camino y se detuvo ante las preguntas de EL HERALDO.
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“Antes aquí era más difícil, se miraban los hombres armados en la calle, caminaban con los carros lujosos de arriba para abajo, a uno le daba miedo, pero ahora caminamos un poco más tranquilos”, expresó el señor sin salir del edificio público.
¿Antes quienes eran los que mandaban aquí?, cuestionó el periodista..., “eso no se lo podría decir”, contestó el señor atemorizado, viendo hacia la puerta de la alcaldía y con ganas de irse.
Frente al edificio municipal está la iglesia católica, una deslumbrante estructura antigua con puertas de madera tallada, donde los feligreses llegan a pedir por la tranquilidad del municipio.
Ahí mismo se ubica el parque central, cercado con lámina de zinc desde hace unos dos años debido a que está en proceso de remodelación, pero no avanza.
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Un expolicía de Guatemala que ahora reside en El Paraíso expresó que “aquí a pesar de las extradiciones, el narcotráfico no se acaba, la Policía no se mete y los militares ni vienen”.
“En la gasolinera de la entrada, ¿la vio?, (cuestionó) ahí se llevan los bandera, ellos hacen balaceras en la noche y destruyen los focos, también saben quién entra y sale del pueblo y les dan seguimiento”, expresó el exagente.
En el centro del pueblo está el mercado Alexander, en honor al exalcalde.
La gente camina por la calle en silencio, la seguridad es prácticamente nula y las mayores actividades son el comercio, la agricultura y la ganadería.
Dos agentes permanecen en la posta policial. El jefe, un tanto receloso, dijo que ellos no se dedicaban a temas de narcotráfico, eso era responsabilidad del Ministerio Público y Fusina, “nuestro trabajo es preventivo”. El jefe policial justificó que solo cuenta con ocho agentes para todo el municipio que tiene más de 30 aldeas, de ellos, cuatro se van de libre durante la semana, solo hay una patrulla y una motocicleta.
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