Los miles de buses de 10 metros de largo que desfilan a diario por las reducidas calles imponen un reino de anarquía y descontrol en el corazón de Comayagüela.
Las vacaciones de Semana Santa
fueron el mejor termómetro de la desorganización, ya que los puntos permanecieron atestados y los buses obstaculizando el tráfico.
Pero el desorden vial que desata la circulación de 1,500 buses del transporte interurbano, según proyecciones oficiales, se colocó en la mira de las autoridades de turno.
Es así que la Secretaría de Infraestructura y Servicios Públicos (Insep)
mantiene en su agenda de trabajo la necesidad de ordenar la circulación del servicio.
La intención de atender esta problemática de transporte pesado en la capital fue anunciada por Yovanny Dubón, titular la Dirección General de Transporte (DGT), dependencia de Insep.
“Ya el ministro Roberto Ordóñez -director de Infraestructura- comentó sobre la necesidad de elaborar un plan para sacar las terminales del interior de Comayagüela”, explicó Dubón.
Descentralizar
Pero la ambiciosa meta de imponer control y orden en la circulación de la flota interdepartamental apenas se vislumbra como un bosquejo dentro de un complejo y engorroso diseño.
“Todavía no tenemos nada definido, porque solo está en propuesta, pero sí puedo adelantar que no será como el esquema de San Pedro Sula”, argumentó el funcionario.
En la ciudad industrial opera la Gran Central Metropolitana, un complejo sistema que aglutina a la mayoría de rutas y buses interurbanos, interdepartamentales e internacionales.
El punto tiene la capacidad de alojar 250 unidades estacionadas y, apoyado por un moderno y minucioso esquema de control de horario y rutas, se originan 4,000 salidas diarias, según información oficial.
Sin embargo, centralizar todas las rutas a un solo punto es lo último que desean realizar las autoridades en la metrópolis.
Debido a la compleja topografía del municipio, Dubón visualiza que la propuesta más idónea será descentralizar las terminales e instalarlas en los ejes carreteros.
“Por fuerza deben ubicarse en las salidas de la ciudad para descongestionar y se ubicarán según el destino que tengan”, argumentó el funcionario.
Además, Dubón proyecta que para desarrollar el proyecto se necesitará una cantidad millonaria, aunque todavía no se tiene el dato exacto.
Para tal fin, la única manera de concebirlo y financiarlo es a través de una alianza público-privada, un modelo que está en boga por la falta de liquidez del Estado.
“El ministro Ordóñez encargará a Coalianza el diseño” del esquema para levantar las múltiples terminales, informó.
No obstante, la idea que suena en los oídos de los capitalinos como la alternativa para aliviar el pesado tráfico en Comayagüela todavía está en pañales.
La Comisión para la Promoción de la Alianza Público-Privada (Coalianza) informó que todavía no ha recibido una solicitud referente a tal obra.
Radiografía
Los números muestran en frío el alarmante desorden y caos que suscita la entrada y salida de los buses interdepartamentales e interregionales en la capital.
Según un diagnóstico elaborado por la Alcaldía Municipal, en las ciudades gemelas operan 44 terminales del transporte interurbano.
Del número anterior, 31 estaciones funcionan dentro y en los alrededores del centro histórico de Comayagüela y Tegucigalpa.
En ese sentido, el 70 por ciento de los puntos de abordaje se localizan en el cuadrante que va desde el centro, cruzando por las calles y avenidas de Comayagüela, hasta llegar al puente Guacerique, en el barrio Villa Adela.
A pesar del abultado número de terminales, en el Distrito Central
solo se identificaron 20 rutas del transporte interurbano, establece el análisis.
Lo anterior significa que existe una relación de dos terminales por cada ruta, lo que supone una superposición en los recorridos.
A esta abultada relación se le agrega el espacio que ocupan las unidades en las reducidas calles de la metrópolis.
Según el informe, el 75 por ciento del servicio interurbano se presta con buses tradicionales. Es decir que circulan 1,125 unidades con una dimensión de 10 metros de largo por 2.5 metros de ancho.
Y el frenesí de las épocas de alta movilización (como Semana Santa, Día de la Madre, Día de Difuntos, Navidad y las fiestas de fin de año) añade aproximadamente 600 autobuses de la demanda extraordinaria, lo que termina de colapsar las arterias.