Michael dejó sin electricidad a un cuarto de millón de hogares y empresas. Las líneas eléctricas fueron destrozadas por la caída de los árboles.
El huracán Michael tocó tierra en octubre de 2018 y de acuerdo con las estadísticas de la Universidad de Colorado, fue una de las tormentas con los vientos más destructores en llegar a Estados Unidos.
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Un total de 16 personas murieron directamente por Michael -las muertes indirectas son muchas más- y los daños fueron evaluados en unos 25 mil millones de dólares por las aseguradoras.
Pese a la solidaridad de los migrantes, diarios como The New York Times han denunciado que estos migrantes han sido explotados por sus empleadores, quienes no les pagan lo convenido, en ocasiones los dejan sin salario y además -después que laboran por meses- los denuncian con agentes del Servicio de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).
“A veces no hacemos más que trabajar, confiamos en la gente, y después no nos pagan”, dijo Will, un hondureño de 44 años, quien prefirió permancer en el anonimato por su seguridad.
El catracho narró que alquiló, junto a tres migrantes más, una casa dañada por el huracán Michael, cada uno de ellos paga 250 dólares. Trabajan reparando tuberías, puertas y ventanas.
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