Tras cerrar una gira por Chile rica en polémicas -de los abusos sexuales en la Iglesia a los conflictos indígenas- el papa Francisco llegó este jueves a Perú, donde le esperan nuevos reclamos de pueblos originarios y de ambientalistas preocupados por la explotación salvaje de sus recursos.
El avión del pontífice aterrizó en el aeropuerto de la capital peruana, donde fue recibido al pie de la escalerilla por el presidente Pedro Pablo Kuczynski y su esposa, la estadounidense Nancy Lange.
A su arribo, bajo un cielo seminublado y una persistente brisa que sacudía el peto de su sotana cubriéndole momentos el rostro, una banda militar interpretó el himno del Vaticano.
La visita del papa permite a Kuczynski olvidar, temporalmente, los conflictos políticos que lo tuvieron al borde de la destitución y la polémica por el indulto que concedió al expresidente Alberto Fujimori.
Luego de saludar a obispos y autoridades de gobierno, el Francisco partió en un automóvil cerrado hacia la plazoleta del Inmaculado Corazón de María, donde abordaría el papamóvil para ir a la Nunciatura Apostólica, donde pernoctará los tres días que estará en Perú.
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El papa viajará el viernes a Puerto Maldonado, en la Amazonía, donde tendrá un encuentro con unos 3.500 miembros de pueblos originarios, quienes le regalarán simbólicamente un arco y una flecha para que los ayude a recuperar las tierras ancestrales que les han arrebatado.
El sábado visitará la ciudad norteña de Trujillo, que hace un año sufrió siete inundaciones causadas por el fenómeno del Niño Costero, que dejaron 162 muertos y casi 300.000 damnificados. Se espera que el pontífice hable allí sobre los riesgos del cambio climático.
Cerrará su visita a Perú el domingo con una misa multitudinaria en una base aérea de Lima, después de un encuentro con 5.000 sacerdotes y monjas en la Catedral, donde además honrará las reliquias de cuatro santos peruanos.
Hace ocho días el Vaticano intervino al grupo laico peruano Sodalicio de Vida Cristiana, cuyo fundador Luis Fernando Figari y otros tres dirigentes están acusados de abusos sexuales, pero no se prevé que la visita papal a Perú sea empañada por polémicas, como ocurrió en Chile.
Los tres días que Francisco permaneció en Chile estuvieron marcados por temas polémicos, en particular los escándalos de los abusos sexuales del clero.
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Defensor de las 'periferias' allá donde vaya, el infatigable argentino de 81 años eligió Playa Lobito, cerca de la ciudad chilena de Iquique (1.800 km al norte de Santiago) para enarbolar el jueves la defensa de los migrantes.
Un día antes había abogado en Temuco, en el sur de Chile, en plena tensión debido al conflicto mapuche, por la unidad y el reconocimiento de los pueblos aborígenes, al tiempo que condenó la violencia.
En la visita a Chile, destinada en buena medida a restañar las heridas de una Iglesia desacreditada por su silencio ante los abusos sexuales del clero, el papa multiplicó las declaraciones de contrición, aunque defendió a un obispo acusado de encubrirlos.
'No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia ¿Está claro?', dijo el papa este jueves en Iquique, al justificar por qué no apartaba del clero al obispo Juan Barros, a quien las víctimas de abuso acusan de encubrir al sacerdote Fernando Karadima, condenado por el Vaticano en 2011 por pederastia.
'El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar', aseveró el pontífice.
Sin embargo, un exsacerdote mexicano rechazó la afirmación de Francisco y aseguró que él no ha querido recibir a las víctimas que acusan a Barros.
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'No es la primera vez que el papa pide pruebas sobre las denuncias de encubridores de sacerdotes denunciados por violación de menores', dijo a la AFP en Lima el exsacerdote Alberto Athié, miembro de la Red por los Derechos de las Víctimas de Abuso Sexual.
En Santiago y en Temuco, Barros concelebró las multitudinarias misas y también estuvo presente en Iquique, donde un abrazo del papa inflamó las redes sociales.
Cerca de 80 religiosos están acusados de haber perpetrado abusos sexuales a menores en Chile desde el año 2000.
El martes, el papa recibió a un pequeño grupo de víctimas de abusos sexuales de sacerdotes, con los que lloró, según el Vaticano, después de manifestar su 'dolor' y su 'vergüenza' por esos hechos.
Además, en una reunión con religiosos, les pidió que tuvieran 'la valentía de pedir perdón'.
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Migración y mapuches
En Iquique, región vecina de Perú y Bolivia, donde uno de cada diez residentes es extranjero, el papa alertó sobre la explotación y discriminación que sufren los inmigrantes.
'Estemos atentos a todas las situaciones de injusticia y a las nuevas formas de explotación', a la 'precarización del trabajo', a que se 'aprovechen de la irregularidad de muchos inmigrantes' y a la 'falta de techo', dijo el pontífice.
Asimismo, agradeció 'la presencia de tantos peregrinos de los pueblos hermanos de Bolivia y Perú -y no se pongan celosos- especialmente de los argentinos, que son mi patria'.
'Gracias a los hermanos argentinos que me acompañaron en Temuco, en Santiago, acá, en Iquique', dijo Francisco, que con éste ha realizado seis viajes a América Latina y todavía no ha vuelto a su país.