'Yo creo que el golpe que vamos a dar a esta estructura, es un golpe mortal, yo no creo que las pandillas como las conocemos ahora vayan a existir en tres o cuatro años', aseguró el mandatario en una rueda de prensa al evaluar los avances de una primera fase de un plan de seguridad que lanzó a mediados de junio.
El pasado 20 de junio, como parte de esa primera fase las autoridades se lanzaron en contra de las extorsiones que cometen las pandillas a fin de golpear las finanzas de esos peligrosos grupos.
En paralelo se declaró el estado de emergencia en los poco más de 20 centros penales del país con lo que se endurecieron las medidas de encierro.
Las pandillas en El Salvador tienen unos 70,000 miembros de los cuales casi 17,000 están encarcelados. Pertenecen, en su mayoría, a la Mara Salvatrucha (MS-13) o a su rival, Barrio 18.
Además, el gobierno obligó a las empresas de telefonía a bloquear la señal de internet y de telefonía móvil en las prisiones con el propósito de evitar que los pandilleros se comuniquen con el exterior para ordenar delitos como extorsiones o asesinatos.
En una segunda fase del plan de seguridad que se inició el pasado 3 de julio, el gobierno anunció la puesta en marcha de un programa que busca 'el control territorial' de decenas de comunidades que están sometidas por las bandas criminales y disputarles el reclutamiento de los jóvenes por medio de programas sociales.
El mandatario, que asumió el poder el 1 de junio, recordó que en la lucha contra las pandillas se requiere 'la colaboración' de otros órganos y entidades del Estado como la Asamblea Legislativa, el Órgano Judicial y la Fiscalía, pero también del apoyo de toda la sociedad.
'No podemos vencer este flagelo solos (...), esta es una oportunidad única que tenemos de vencer a las pandillas', sostuvo Bukele tras asegurar que el plan de seguridad en su gobierno contempla fases que se desarrollarán en los próximos años, pero sin revelar mayores detalles.
El Salvador se mantiene como uno de los países sin guerra más violentos del mundo con un promedio de 51 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2018, en su mayoría atribuidos a las pandillas.