Las explosiones, provocadas según las autoridades por un incendio en un depósito del puerto donde se guardaban desde hace años 2,700 toneladas de nitrato de amonio, también dejaron unas 300,000 personas sin casa, mientras continúa la búsqueda de decenas de personas.
Barrios enteros quedaron destruidos, en un país ya hundido en una crisis económica y social sin precedentes y donde más de la mitad de los habitantes ya vivía en la pobreza.
'Líbano no está solo', tuiteó Macron a su llegada al aeropuerto de Beirut, donde fue recibido por el presidente libanés Michel Aoun. Más tarde dijo a la prensa que Francia quiere 'reformas indispensables para el país'. 'Si estas reformas no se hacen Líbano continuará hundiéndose'.
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Macron, el primer jefe de Estado que visita Líbano tras las explosiones, se dirigió primero al puerto y luego al barrio de Gemmayze, devastado por la tragedia y donde enfrentó a una multitud enojada con la clase política, que apenas ha cambiado desde el final de la guerra civil (1975-1990), y a la que acusa de corrupción y negligencia.
¿Regreso el 1 de septiembre?
'El pueblo quiere que caiga el régimen', coreaban los habitantes. El presidente francés, con una mascarilla, respondió que iba a proponer 'un nuevo pacto político' y pedir a sus interlocutores, entre ellos principales responsables libaneses, 'cambiar el sistema, terminar con las división y luchar contra la corrupción'.'Ayúdanos, eres nuestra única esperanza', gritó un simpatizante cuando Macron se detuvo para encontrarse con los residentes, mientras los vecinos aplaudían desde los apartamentos, con las ventanas rotas y los balcones desmoronados.
El presidente francés prometió a los presentes que volvería el 1 de septiembre a Líbano. 'Les voy a proponer un nuevo pacto político esta tarde [jueves] y volveré el 1 de septiembre y si no saben cumplir [con sus compromisos], asumiré mis responsabilidades con ustedes'.
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Igualmente 'garantizó' que la ayuda no caería 'en manos de la corrupción'.
Macron dijo que Francia, que ejerció un mandato sobre Líbano desde la década de 1920 hasta el final de la Segunda Guerra Mundial y conserva lazos profundos con el país, quiere 'organizar la cooperación europea y más ampliamente la ayuda internacional', mientras la diáspora libanesa ya empezó a movilizare.
El jefe del Estado visitó después el palacio presidencial de Baabda, donde se reunió con Aoun, el primer ministro Hassan Diab y el jefe del Parlamento Nabih Berri. Actualmente está reunido con los representantes de los principales partidos políticos, incluido el Hezbolá.
Varios países ya han enviado socorristas y material para hacer frente a la emergencia después de la doble explosión. La Unión Europea anunció una ayuda de emergencia por 33 millones de euros (unos 40 millones de dólares).
El Fondo Monetario Internacional (FMI) pidió por su parte el jueves a Líbano 'salir del estancamiento' sobre las reformas que reclama la comunidad internacional.
'El FMI explora todas las vías posibles para apoyar al pueblo libanés. Es esencial salir del estancamiento en los debates sobre las reformas esenciales, y establecer un programa significativo para la recuperación de la economía', dijo en un comunicado la directora general del FMI, Kristalina Georgieva.
'¡Qué vergüenza!'
Tras las explosiones el gobernador de la ciudad, Marwan Abboud, describió una 'situación apocalíptica'. El estado de urgencia fue decretado durante dos semanas y todavía hay decenas de personas desaparecidas.
El jefe de la diplomacia libanesa, Charbel Wehbé, anunció el jueves una comisión de investigación 'que tiene cuatro días para dar un informe detallado sobre las responsabilidades' en declaraciones a la radio francesa Europe 1.
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Las autoridades no pusieron en marcha ningún dispositivo para albergar a las personas sin domicilio pero los libaneses salieron a las calles para limpiar los escombros o acoger a las personas sin hogar, en un gran movimiento de solidaridad.
La explosión alimentó la cólera de los libaneses que salieron a las calles desde octubre de 2019 para protestar contra los políticos, acusados de corrupción e incompetencia.
Desde las explosiones, una enésima catástrofe para un país en quiebra y a lo que se le suma también la pandemia de coronavirus, los libaneses piden cuentas a los responsables y la etiqueta 'Cuélguenlos' circulaba en Twitter.
En esta misma red social, el dramaturgo y actor libanés, Ziad Itani, que habita en Gemmayze, celebró la visita de Macron y criticó la incuria de los dirigentes libaneses. 'Ya no tengo casa en Gemmayze, y el primero en visita el barrio es un presidente extranjero. ¡Qué vergüenza!'.
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