El hombre fue detenido el martes en Postdam tras una investigación en cooperación de las autoridades británicas y alemanas, según dijo la fiscalía federal en un comunicado. En línea con las leyes alemanas de privacidad, sólo fue identificado como David S.
Se sospecha que espiaba para el servicio ruso de inteligencia al menos desde noviembre, según la fiscalía. Antes de su detención trabajaba como empleado local para la embajada británica en la capital alemana y supuestamente entregó documentos que recibió en su trabajo a las autoridades rusas, señaló el comunicado.
El gobierno alemán se toma “muy en serio” las acusaciones de espionaje y seguirá el caso adecuadamente, según dijo el portavoz del Ministerio de Exteriores Christofer Burger. Las autoridades rusas no hicieron comentarios al respecto.
El gobierno británico no dio muchos detalles sobre el trabajador, y se limitó a decir que “una persona que fue contratada para trabajar para el gobierno fue detenido ayer por las autoridades alemanas”.
“No sería apropiado hacer más comentarios, ya que hay una investigación policial en marcha”, añadió el comunicado.
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En un comunicado por separado, la Policía Metropolitana británica dijo que “el hombre fue detenido en la zona de Berlín bajo sospecha de delitos relacionados con ‘actividad de agente de inteligencia’”.
“La prioridad de la investigación sigue siendo de las autoridades alemanas”, mientras que “agentes del Comando Antiterrorista siguen en comunicación con sus homólogos alemanes y la investigación continúa”, añadió la policía metropolitana.
El Comando Antiterrorista de la Met se encarga de investigar las supuestas infracciones de la Ley de Secretos Oficiales.
El sospechoso recibió una cantidad indeterminada de dinero a cambio de su supuesta labor de espionaje, según los fiscales alemanes. Las autoridades registraron su casa y su oficina.
Estaba previsto que el detenido compareciera el miércoles ante un juez instructor en la corte federal, donde se leería su orden de arresto y se decidiría si seguía retenido.
Durante la Guerra Fría, Berlín se ganó la fama de “capital de los espías” porque la ciudad estaba en el frente en la confrontación entre el bando soviético en el este y los estadounidenses y sus aliados occidentales en el oeste. Había agentes de inteligencia activos en ambos lados de la ciudad dividida, y en ocasiones -después de que varios agentes fueran capturados- se hacían discretos intercambios de espías capturados en el puente Glienicker.
Sin embargo, desde la caída del muro de Berlín en 1989, la unificación de Alemania al año siguiente y al final de la Guerra Fría, se supone que la actividad de espionaje en Berlín ha remitido.