El gobernador Miguel Riquelme dijo que otros dos miembros del cártel fallecieron durante la noche. No especificó si murieron por heridas sufridas en el enfrentamiento del sábado o por cirugías posteriores.
La policía y los soldados están peinando la zona alrededor de Villa Unión en busca de aquellos involucrados.
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Alrededor del mediodía el sábado, un convoy de decenas de vehículos con hombres fuertemente armados a bordo, llegó a Villa Unión y comenzó a disparar contra el ayuntamiento.
Riquelme dijo que las fuerzas de seguridad llegaron en una hora y rodearon la zona, que se ubica a una hora en auto al suroeste de Eagle Pass, Texas.
La localidad, que cuenta con una población de unas 5.000 personas, seguía plagada de vehículos quemados el lunes y la fachada del ayuntamiento estaba llena de orificios de bala.
'Querían mandar un mensaje al estado', comentó Riquelme a Radio Fórmula.
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Señaló que el Cártel del Noreste, con sede en el vecino estado de Nuevo León, ha hecho 15 intentos para establecerse en Coahuila desde que asumió la gobernatura hace dos años.
'No hemos permitido el ingreso de esos delincuentes a nuestra entidad', dijo. 'Creyeron que iban a entrar, pegar y salir, cosa que no ocurrió'.
Un video difundido en redes sociales muestra a residentes aterrados que tratan de refugiarse mientras se escuchan ráfagas de disparos en el fondo.
El Cártel del Noreste es una facción de Los Zetas, una organización que tiene sus raíces en unidades militares de élite. Los Zetas controlaron por mucho tiempo Nuevo Laredo y el estado de Tamaulipas y son conocidos por efectuar operativos similares a los del Ejército y una violencia grotesca dirigida a intimidar a sus enemigos.
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'Tienen años buscando la expansión en Coahuila', dijo Riquelme, aunque Los Zetas tuvieron una fuerte presencia en el estado.
Villa Unión se ubica a 20 kilómetros (12 millas) de Allende, sitio donde ocurrió una masacre en 2011 que involucró a Los Zetas y que las autoridades dicen que dejó 70 personas muertas.
El gobernador agregó que ya rescataron a todos los rehenes, incluidos algunos menores de edad. Los miembros del cártel se llevaron a algunas personas para que los guiaran mientras escapaban por caminos alternos.
Riquelme añadió que entre los muertos había 16 sicarios, cuatro policías estatales y dos civiles.
