Washington, Estados Unidos
Escribió un libro sobre el arte de negociar y fue elegido a la Casa Blanca tras afirmar que solo él podría poner fin al estancamiento político en Washington, sin embargo el más reciente intento del mandatario Donald Trump para concretar un crucial acuerdo bipartidista terminó en un gran desastre.
El fracaso para lograr un consenso legislativo sobre la inmigración y el gasto gubernamental constituye un revés para la presidencia de Trump en el primer aniversario de la asunción del magnate como mandatario _y quizá lo que es peor, un revés a su reputación como hábil negociador.
La disputa sobre la financiación, que paralizó al gobierno la medianoche del viernes, es la segunda vez que Trump emprende una negociación y se queda corto en una máxima prioridad. Al igual que cuando fracasó en las conversaciones para la reforma al sistema de salud de la nación, Trump arremetió contra las dificultades con que se ha topado en Washington, en particular la combinación de políticas engañosas y complejas.
“Negociar en política es muy distinto a hacerlo en bienes raíces”, dijo el estratega del Partido Republicano, Alex Conant. “En Washington, no todos quieren llegar a un acuerdo. La premisa inicial de Trump de que los políticos solo necesitaban esforzarse un poco más para concretar un convenio siempre tuvo defectos. Nadie se postula al Congreso porque quiera negociar sus principios. Quiere el avance de su agenda”.
En este caso, la agenda de los demócratas es principalmente proteger a los 700.000 jóvenes inmigrantes que podrían ser deportados cuando el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés) expire en marzo. Los republicanos pretenden tener más tiempo para debatir el tema y una iniciativa de financiación a largo plazo que aumente los recursos para el Pentágono.
No es del todo clara la agenda del presidente. Durante las últimas semanas, Trump ha manifestado una apertura a ampliar la vigencia del DACA, pero después rechazó un plan bipartidista sobre el asunto. Trump publicó un tuit que parecía rechazar el plan del Partido Republicano a favor de una iniciativa para un financiamiento a corto plazo a fin de ganar tiempo para continuar las negociaciones, pero la Casa Blanca se retractó. Trump intentó abruptamente concertar un acuerdo extenso con el senador Chuck Schummer, líder de la bancada demócrata y también neoyorquino, pero después se echó para atrás.
“Busco algo que el presidente Trump apoye”, dijo el miércoles a la prensa el líder de la mayoría en el Senado, el republicano Mitch McConnel, cuando faltaban dos días para el cierre del gobierno. “Y él todavía no ha indicado qué medida estaría dispuesto a firmar. Tan pronto como conozcamos lo que pretende, estaré convencido de que no desperdiciamos nuestro tiempo con el tema en el pleno, sino que en verdad estuvimos abordando una propuesta con posibilidades de convertirse en ley y por lo tanto de solucionar el problema”.
Los demócratas han sido menos diplomáticos. “Negociar con el presidente Trump es como negociar con gelatina”, declaró Schumer el sábado, quien mencionó los tumbos del mandatario para evitar el cierre gubernamental.
Escribió un libro sobre el arte de negociar y fue elegido a la Casa Blanca tras afirmar que solo él podría poner fin al estancamiento político en Washington, sin embargo el más reciente intento del mandatario Donald Trump para concretar un crucial acuerdo bipartidista terminó en un gran desastre.
El fracaso para lograr un consenso legislativo sobre la inmigración y el gasto gubernamental constituye un revés para la presidencia de Trump en el primer aniversario de la asunción del magnate como mandatario _y quizá lo que es peor, un revés a su reputación como hábil negociador.
La disputa sobre la financiación, que paralizó al gobierno la medianoche del viernes, es la segunda vez que Trump emprende una negociación y se queda corto en una máxima prioridad. Al igual que cuando fracasó en las conversaciones para la reforma al sistema de salud de la nación, Trump arremetió contra las dificultades con que se ha topado en Washington, en particular la combinación de políticas engañosas y complejas.
“Negociar en política es muy distinto a hacerlo en bienes raíces”, dijo el estratega del Partido Republicano, Alex Conant. “En Washington, no todos quieren llegar a un acuerdo. La premisa inicial de Trump de que los políticos solo necesitaban esforzarse un poco más para concretar un convenio siempre tuvo defectos. Nadie se postula al Congreso porque quiera negociar sus principios. Quiere el avance de su agenda”.
En este caso, la agenda de los demócratas es principalmente proteger a los 700.000 jóvenes inmigrantes que podrían ser deportados cuando el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés) expire en marzo. Los republicanos pretenden tener más tiempo para debatir el tema y una iniciativa de financiación a largo plazo que aumente los recursos para el Pentágono.
No es del todo clara la agenda del presidente. Durante las últimas semanas, Trump ha manifestado una apertura a ampliar la vigencia del DACA, pero después rechazó un plan bipartidista sobre el asunto. Trump publicó un tuit que parecía rechazar el plan del Partido Republicano a favor de una iniciativa para un financiamiento a corto plazo a fin de ganar tiempo para continuar las negociaciones, pero la Casa Blanca se retractó. Trump intentó abruptamente concertar un acuerdo extenso con el senador Chuck Schummer, líder de la bancada demócrata y también neoyorquino, pero después se echó para atrás.
“Busco algo que el presidente Trump apoye”, dijo el miércoles a la prensa el líder de la mayoría en el Senado, el republicano Mitch McConnel, cuando faltaban dos días para el cierre del gobierno. “Y él todavía no ha indicado qué medida estaría dispuesto a firmar. Tan pronto como conozcamos lo que pretende, estaré convencido de que no desperdiciamos nuestro tiempo con el tema en el pleno, sino que en verdad estuvimos abordando una propuesta con posibilidades de convertirse en ley y por lo tanto de solucionar el problema”.
Los demócratas han sido menos diplomáticos. “Negociar con el presidente Trump es como negociar con gelatina”, declaró Schumer el sábado, quien mencionó los tumbos del mandatario para evitar el cierre gubernamental.