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Decenas de miles de mexicanos claman por justicia por sus estudiantes

Familiares y compañeros se desplazaron hasta la capital para encabezar la marcha mientras en la ciudad de Iguala, situada a escasos 200 km.

08.10.2014

México

Decenas de miles de mexicanos marcharon este miércoles para exigir que se encuentre a los 43 estudiantes desaparecidos en ataques de la policía y sicarios y para solidarizarse con sus familiares, algunos de los cuales marcharon en la capital bañados en lágrimas.

'¡No están solos!', clamaron en las calles de Ciudad de México al paso de los padres de las víctimas.

Familiares y compañeros se desplazaron hasta la capital para encabezar la marcha mientras en la ciudad de Iguala, situada a escasos 200 km, sus hijos son buscados desde hace doce días entre sospechas de que fueron asesinados y enterrados.

'Venimos a exigir justicia y que nuestros compañeros aparezcan vivos', dijo a la AFP uno de los alumnos de la Escuela Normal de Ayotzinapa, la universidad de la empobrecida región de Guerrero (suroeste) a la que pertenecían los desaparecidos, casi todos ellos de entre 18 y 21 años.

Unos 15.000 capitalinos se unieron a la marcha, muchos de ellos también llorando y saludando el paso de los familiares con el puño en alto.

La marcha transcurrió sin incidentes pero hacia el término del mitin final se vivieron momentos de tensión.

Un grupo de manifestantes, que gritaba que no querían políticos en la marcha, lanzó objetos y expulsó a Cuauhtémoc Cárdenas, el octogenario exalcalde capitalino y fundador del partido izquierdista PRD, por el que fueron elegidos tanto el alcalde de Iguala como el gobernador de Guerrero.

Otras manifestaciones se convocaron a lo largo del país, desde la turística Acapulco (Guerrero), hasta San Cristóbal de las Casas (Chiapas, sureste) .

A esta ciudad colonial acudieron miles de miembros de la guerrilla indigenista EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) encabezados por el Comandante Tacho, miembro de su cúpula dirigente.

Los zapatistas bajaron de las montañas desarmados y vestidos con trajes tradicionales y sus características capuchas negras. Se colocaron al final de la manifestación y caminaron en silencio.

'Su rabia también es la nuestra', se leía en uno de los cárteles de cartón que alzaban los zapatistas.

La manifestación fue todavía mayor en Chilpancingo, la capital de Guerrero, donde más de 20.000 personas marcharon junto a compañeros de los estudiantes y bloquearon parcialmente la autopista que desemboca en Acapulco.

Reclamos en México y fuera

Aunque años de lucha contra el narcotráfico, con decenas de miles de muertos y desaparecidos, han mermado la capacidad de asombro en el país, los mexicanos siguen horrorizados por estos brutales ataques contra estudiantes.

El gobierno de Enrique Peña Nieto afronta una creciente presión para esclarecer las desapariciones, con pedidos explícitos de la ONU, la Organización de Estados Americanos (OEA) y Estados Unidos.

Las autoridades mexicanas también son cuestionadas por no haber actuado antes frente a los nexos con la criminalidad del alcalde de Iguala, cuyos policías colaboraron con narcotraficantes en unos tiroteos contra los estudiantes que precedieron a su desaparición.

Peña Nieto ordenó el lunes un despliegue con centenares de efectivos en Iguala después de que se hallaran fosas clandestinas con 28 cadáveres entre los que se sospecha que hay estudiantes.

También centenares de miembros de un grupo de autodefensa de la región llegaron este miércoles para hacer su propia búsqueda, aparentemente desarmados. 'Vamos a encontrar a los jóvenes, vivos o muertos', dijo un comandante de nombre Moisés.

La identificación de los 28 cadáveres de las fosas puede demorar varias semanas por la carbonización de los cuerpos.

Aunque dos sicarios confesaron haber matado a 17 alumnos en el lugar de las fosas, las familias se resisten a creer que sus hijos estén muertos y denuncian que están en manos de policías locales fugitivos.

Sospechas apuntan al alcalde

Mientras tanto, crecen las sospechas contra el alcalde, José Luis Abarca, y su esposa, María de los Ángeles Pineda, prófugos tras las balaceras.

La noche del 26 de septiembre, policías y sicarios del cártel local Guerreros Unidos dispararon contra autobuses de los que se habían adueñado los estudiantes, que habían estado pidiendo fondos en Iguala, para regresar a su escuela de Ayotzinapa, conocida por sus radicales acciones políticas.

En esos tiroteos murieron seis personas, incluidos tres estudiantes, y decenas de jóvenes fueron vistos por última vez en patrullas policiales.

La mujer del alcalde fue señalada en un reporte del servicio de inteligencia de ordenar al director de Seguridad Pública municipal que reprimiera a los estudiantes, temiendo que interrumpieran un discurso que ella debía pronunciar ese día.

Pineda tenía dos hermanos, hoy muertos, incluidos en la lista de los narcotraficantes más buscados como cabecillas del cártel de los Beltrán Leyva, del cual surgieron los Guerreros Unidos.

Contra el alcalde también se presentó una demanda a mediados de 2013 por asesinar a un activista, lo que llevó a la fiscalía general a defenderse por no haber actuado antes en Iguala.

El fiscal Jesús Murillo Karam aseguró que, aunque supo de la denuncia contra el alcalde, ésta era competencia de la justicia de Guerrero.

Sobre la esposa, 'no investigamos en razón de parentesco sino de hechos', recalcó el funcionario, que se negó a comentar posibles móviles del crimen.

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