El 28 de enero del 2006 se institucionalizó el “Día Internacional de la Protección de Datos Personales”, tras la firma de un acuerdo en el Comité de Ministros del Consejo de Europa.
El convenio brinda herramientas y pacta la protección de los individuos en el tratamiento automatizado de datos de carácter personal.
En un principio, el “Día Internacional de la Protección de Datos Personales” sólo se celebrara en Europa, pero en los años siguientes fue expandiéndose por Estados Unidos y se popularizó en América Latina
Argentina, Chile, Colombia, Paraguay, Uruguay y México, son algunos de los países latinoamericanos que cuentan con leyes de protección de datos personales.
Según la AEPD (Agencia española de Protección de Datos), es difícil pasar inadvertido en la red, pero es posible aportar un menor número de datos y 'hay que concienciar al ciudadano de la información personal que deja mientras navega por Internet y de que existen opciones para controlar y reducir ese rastro'.
Previo a la conmemoración del día de protección de datos, se conoció que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) pudo extraer datos de los usuarios de la aplicación Angry Birds, como la edad, el sexo, la ubicación, los sitios web visitados, las listas de amigos, documentos descargados de Internet o el tamaño de la pantalla del dispositivo.
Otro documento, una presentación de 14 páginas de la NSA publicada en Internet, enlistaba otras aplicaciones para teléfonos móviles, incluidas aquellas hechas por redes sociales como Facebook, Flickr y Flixster.
Para evitar ser espiado, en alguna medida, los expertos recomiendan modificar las opciones de privacidad de los navegadores Chrome, Internet Explorer, Firefox, Opera y Safari, las redes sociales como Facebook, Twitter, Tuenti y Google+ y los sistemas operativos móviles iOS y Android.
Según un estudio reciente, al 72% de los europeos les preocupa el tratamiento de sus datos en Internet.
El interés de las agencias de espionaje en la telefonía móvil ha estado documentado en varias filtraciones previas de Edward Snowden, pero el enfoque en las aplicaciones muestra cómo los aparentemente inocuos programas de uso corriente pueden convertirse en instrumentos de espionaje.