Más de decena familias abandonaron sus casas desde la noche del lunes en un populoso barrio de la capital salvadoreña, luego que supuestos pandilleros les ordenaron salir de lugar o quedarse y morir.
Los habitantes de dos humildes comunidades III y Amaya, de la colonia Guatemala, en la zona este de la capital, denunciaron que los supuestos pandilleros les ordenaron dejar sus casas, luego que en la zona se registrara el asesinato de un supuesto integrante del grupo.
Las calles de estas humildes comunidades se convirtieron en los últimos días en 'campos de batalla' entre miembros de las pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18, dos de los grupos criminales más violentos que operan en el país.
Las familias que salieron huyendo estaban aterrorizadas: 'estos son unos desalmados, si nos quedamos nos van a matar, nosotros nos vamos', manifestó un hombre que dijo llamarse Juan Pablo, pero que no dio su apellido, por temor a represalias.
Así es la vida en estos lugares donde viven personas humildes, obreros y empleados, la mayoría con bajos ingresos y que no tienen opciones.
'Yo me quedó, no tengo donde ir, ¿y para donde me voy?, si todos los lugares son iguales, respondió una mujer que dijo llamarse Teresa, pero que también por miedo no dio su apellido.
El secretario de Gobernabilidad y Comisionado Presidencial para la Seguridad, Hato Hasbún, reconoció en un programa de entrevistas de la televisión nacional que las familias que abandonaron sus casas lo hacen por miedo a las pandillas, que también viven en esos territorios.
'Ellos (las pandillas) trabajan con el miedo', afirmó el funcionario del gobierno salvadoreño que advirtió que las autoridades seguirán combatientes a estos grupos criminales.
Entretanto, unidades combinadas de la Policía Nacional Civil y de la fuerza armada se desplegaron en la zona para tratar de transmitir confianza a la gente de estas comunidades que no abandonaron sus casas y que pueden ser objetos de represalias.
Un hecho similar ocurrió en enero más de una decena de familias que vivían en el Condominio San Valentín, del municipio de Mejicanos en la periferia norte de la capital, dejaron sus casas aterrorizados por las pandillas.
En estas zonas, las pandillas se apoderan por las fuerzas de algunas viviendas donde instalan lo que se conoce como 'Casa Destroyer' donde se reúnen para planificar los hechos delictivos.
En El Salvador las pandillas establecidas en populosos barrios y comunidades están integradas por más de 70.000 jóvenes y adultos. Más de 13.000 están presos y según las autoridades están involucrados en la mayoría de los crímenes que se cometen en el país.