Al considerar que el 'mensaje' de los manifestantes había sido 'escuchado', el Hashd convocó a sus combatientes y partidarios a desplazar su sentada fuera de la Zona Verde de Bagdad, donde se encuentra la embajada estadounidense.
Si bien la violencia cesó en Bagdad, la escalada entre Irán y Estados Unidos, enemigos entre sí pero potencias con influencia en Irak, continúa.
El presidente estadounidense Donald Trump amenazó con hacer pagar un 'alto precio' a Irán, al que acusa de orquestar el ataque a su embajada. Teherán por su parte convocó al representante de Suiza encargado de los intereses estadounidenses en la República Islámica.
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Los manifestantes comenzaron de inmediato a desmontar las tiendas que habían instalado el día anterior para llevar a cabo una sentada que prometían que sería ilimitada, constató un fotógrafo de la AFP.
Después de haber intentado mantener la sentada, las brigadas del Hezbolá, facción del Hashd que el domingo fue blanco de bombardeos estadounidenses en los que murieron 25 combatientes, decidió finalmente levantar el campamento.
'Hemos cosechado un gran éxito: hemos llegado hasta la embajada estadounidense algo que nadie había hecho antes' y ahora 'la pelota está en el campo del Parlamento', afirmó a la AFP su portavoz Ahmed Mohiedin.
Tras la demostración de fuerza del Hashd, que hizo resurgir para Estados Unidos el fantasma de dos episodios traumáticos en sus embajadas, en Teherán en 1979 y en Bengasi, Libia, en 2012, los responsables pro-Irán intentan reunir firmas en el Parlamento para denunciar el acuerdo de cooperación irako-estadounidense, por el que hay 5.200 soldados de Estados Unidos en suelo iraquí.