La primera dama estadounidense Melania Trump regresó el jueves a la frontera con México para visitar a niños inmigrantes sin papeles separados de sus padres, y fue recibida en Phoenix por manifestantes furiosos con las políticas de su marido.
Tras un primer viaje a Texas empañado por su decisión de vestir una polémica chaqueta, Melania Trump viajó esta vez a dos ciudades de Arizona, Tucson y Phoenix, donde volvió a reunirse con niños separados, varios de ellos de apenas cinco años, llegados de Honduras o Guatemala hace menos de 72 horas.
En Phoenix, cuando la caravana de la exmodelo eslovena de 48 años llegó a Southwest Key Campbell, un refugio para menores inmigrantes, varias decenas de manifestantes la recibieron con un gigantesco muñeco inflable a imagen y semejanza del presidente Donald Trump, vestido con un traje del Ku Klux Klan.
'Paren con todas las jaulas. Liberen a los padres y a los niños', se leía en uno de los carteles. 'Reúnete con los padres; descriminalicen a las familias'; 'Destituyan a Trump', decían otros.
El primer viaje de Melania Trump a la frontera, el 21 de junio, fue muy criticado porque eligió vestir en los viajes de ida y vuelta una chaqueta de Zara de 39 dólares que tenía una leyenda grabada en la espalda en grandes letras que decía: 'Realmente no me importa. ¿Y a tí?'.
La chaqueta verde oliva provocó una tormenta de especulaciones sobre a quién estaba dirigido el mensaje: ¿A la prensa? ¿A su marido? ¿A los niños? ¿A nadie en particular? Enseguida muchos críticos comenzaron a customizar sus chaquetas, agregando leyendas como 'A mí sí me importa'.
Pero esta vez, la exmodelo no se arriesgó y optó por un guardarropas minimalista: pantalón blanco ancho y camiseta negra.
'¿Quiénes son princesas?'
'¡Hola! ¡Hola!', dijo la primera dama en español en un refugio de Tucson a unos 10 niños que trabajaban en un proyecto con coloridas figuras geométricas. '¿Cómo estás?'.
'Bien', respondieron los niños. Melania preguntó quién tenía cinco años, y seis levantaron la mano. '¿Quiénes son príncipes?', '¿Quiénes son princesas?', les preguntó sonriendo.
Varios levantaron las manos y rieron nerviosamente.
Una de las niñas chocó su palma con Melania y luego ambas chocaron puños.
'Ella es la señora Trump, la primera dama de los Estados Unidos', dijo un empleado a los niños.
La primera dama preguntó a una niña si le gustaba el refugio, y si estaba haciendo amigos. La niña cabeceó.
Y preguntó también a quién le gustaba el fútbol. Varios dijeron que sí. 'A mí también', dijo Melania sonriendo.
'Estoy aquí para apoyarlos'
En Tucson la primera dama se reunió asimismo con funcionarios de aduana y migración, con alguaciles y con un estanciero local en una mesa redonda celebrada en un edificio de la patrulla fronteriza.
'Quiero agradecerles a todos por su trabajo duro', les dijo. 'Sé lo difícil y peligroso que es su trabajo cotidiano', añadió. 'Estoy aquí para apoyarlos y ayudarles de la manera que pueda'.
Su portavoz, Stephanie Grisham, dijo que la intención de la primera dama es 'aprender' de quienes están en el terreno. 'Está defendiendo una atención de calidad para estos niños en circunstancias difíciles', dijo a periodistas.
Tras una ola de indignación provocada por una grabación clandestina de llantos de niños recién separados de sus padres y fotos de menores en grandes jaulas, el presidente Donald Trump dio marcha atrás en la separación de niños inmigrantes de sus padres, pero 2.053 de ellos siguen separados, según cifras oficiales.
Melania Trump, madre de un niño de 12 años, en general no se inmiscuye en temas políticos.
Pero en este asunto hizo una rara excepción, y hace unas semanas, aunque no criticó directamente a su marido, dijo que odia ver a familias separadas y llamó al Congreso a aprobar una reforma migratoria bipartidaria que solucione la crisis.
Un proyecto de ley de compromiso sobre el asunto volvió a fracasar en el Congreso el miércoles, avergonzando a Trump, cuyo partido domina ambas cámaras.