CHARLESTON, ESTADOS UNIDOS.- Largas filas de autos avanzaban el martes por las carreteras de una amplia zona de la costa este de Estados Unidos para huir de Florence, un huracán potencialmente devastador que llevó a las autoridades a ordenar la evacuación de más de un millón de personas.
Ante el riesgo de lluvias torrenciales, fuentes vientos e inundaciones, los estados de Carolina del Norte y del Sur y Virginia, los más amenazados, fueron declarados en estado de emergencia, así como Maryland y la capital federal Washington DC.
Los carriles de varias autopistas principales fueron cerradas para permitir un tráfico fluido tierra adentro, en virtud de que 1,7 millones de personas en las Carolinas y Virginia recibieron órdenes de evacuación voluntarias u obligatorias, según la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA).
La tormenta se mueve actualmente a través del Océano Atlántico hacia la costa, donde se espera que toque tierra el jueves.
En su último reporte de las 17H00 (21H00 GMT), el Centro Nacional de Huracanes (NHC) dijo que Florence seguía avanzando como un huracán de categoría 4, de una máxima de 5 en la escala de Saffir Simpson, con vientos sostenidos de 220 kilómetros por hora y ráfagas más fuertes.
El NHC pronosticó un fortalecimiento adicional esta noche y el miércoles y cierto debilitamiento el jueves, pero advirtió que aún así, Florence será un huracán 'extremadamente peligroso'.
Desde la Casa Blanca, el presidente Donald Trump instó a obedecer las órdenes de evacuación, insistiendo en que 'si se les pide que se vayan, salgan'.
'Esta será una tormenta mucho mayor de lo que hemos visto en décadas', dijo Trump, destacando la preparación del gobierno. 'No ahorramos ningún gasto', dijo.
El gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper, urgió a las personas en las zonas a evacuar a 'salir ahora'.
'Esta es una tormenta de la cual la gente tiene que escapar', dijo Cooper. 'Esta es una tormenta que es histórica, algo que pasa quizás una vez en la vida', precisó.
Washington DC en emergencia
El río Potomac, que bordea a la capital federal, ya estaba creciendo el martes y sus aguas anegaron la ciudad de Alexandria, en el estado adyacente de Virginia, donde las autoridades entregaban sacos de arena a la población para que se protegiera de la subida.
El estado de emergencia declarado en las zonas afectadas, ratificado por Trump, permite liberar fondos federales. El mandatario dijo que había hablado con los respectivos gobernadores y que 'el gobierno federal está listo para asistir'.
La emergencia declarada el martes para Washington DC por la alcaldesa Muriel Browser, vigente por 15 días, citó pronósticos para Florence de 'fuertes vientos, lluvia y subidas de la marea' con 'graves efectos generalizados en la región'.
La última vez que Washington DC declaró el estado de emergencia fue en enero de 2016, cuando una tormenta invernal llamada 'Snowzilla' dejó a la capital y a sus alrededores con nieve hasta la rodilla.
La Armada estadounidense indicó que se preparaba a enviar mar adentro a unos 30 buques estacionados en Virginia.
'Una manta y una almohada'
En Charleston, una ciudad portuaria e importante centro turístico, la ruta 26 tendrá circulación en un solo sentido, hacia el norte, para facilitar las evacuaciones.
Otros optaron por ir hacia el sur a los estados de Georgia y Florida.
Michael Kennedy, un ingeniero de Boeing, le dijo a un corresponsal de la AFP que se iría ese día a Atlanta, donde viven sus padres.
Su compañera, Emily Whisler, fue convocada por la Universidad de Medicina de Carolina del Sur, donde trabaja como residente en un programa de psiquiatría. 'Me dijeron que trajera una manta y una almohada, me quedaré allí por varios días', dijo.
Otros, como William Belli, eligieron quedarse en casa y disfrutar de la calma que ha invadido el centro de la ciudad de arquitectura colonial.
'No estoy para nada preocupado', dijo Belli, cuya vivienda no resultó dañada por el huracán Hugo, que devastó el estado y mató a 20 personas en 1989.
Según él, el gobernador de Carolina del Sur, Henry McMaster 'reaccionó de forma exagerada' al ordenar la evacuación.
Entre agosto y septiembre de 2017, tres potentes huracanes, Harvey, Irma y María, causaron la muerte de miles de personas y dejaron daños por miles de millones de dólares en el Caribe y el sureste de Estados Unidos.
Ante el riesgo de lluvias torrenciales, fuentes vientos e inundaciones, los estados de Carolina del Norte y del Sur y Virginia, los más amenazados, fueron declarados en estado de emergencia, así como Maryland y la capital federal Washington DC.
Los carriles de varias autopistas principales fueron cerradas para permitir un tráfico fluido tierra adentro, en virtud de que 1,7 millones de personas en las Carolinas y Virginia recibieron órdenes de evacuación voluntarias u obligatorias, según la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA).
La tormenta se mueve actualmente a través del Océano Atlántico hacia la costa, donde se espera que toque tierra el jueves.
En su último reporte de las 17H00 (21H00 GMT), el Centro Nacional de Huracanes (NHC) dijo que Florence seguía avanzando como un huracán de categoría 4, de una máxima de 5 en la escala de Saffir Simpson, con vientos sostenidos de 220 kilómetros por hora y ráfagas más fuertes.
El NHC pronosticó un fortalecimiento adicional esta noche y el miércoles y cierto debilitamiento el jueves, pero advirtió que aún así, Florence será un huracán 'extremadamente peligroso'.
Desde la Casa Blanca, el presidente Donald Trump instó a obedecer las órdenes de evacuación, insistiendo en que 'si se les pide que se vayan, salgan'.
'Esta será una tormenta mucho mayor de lo que hemos visto en décadas', dijo Trump, destacando la preparación del gobierno. 'No ahorramos ningún gasto', dijo.
El gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper, urgió a las personas en las zonas a evacuar a 'salir ahora'.
'Esta es una tormenta de la cual la gente tiene que escapar', dijo Cooper. 'Esta es una tormenta que es histórica, algo que pasa quizás una vez en la vida', precisó.
Washington DC en emergencia
El río Potomac, que bordea a la capital federal, ya estaba creciendo el martes y sus aguas anegaron la ciudad de Alexandria, en el estado adyacente de Virginia, donde las autoridades entregaban sacos de arena a la población para que se protegiera de la subida.
El estado de emergencia declarado en las zonas afectadas, ratificado por Trump, permite liberar fondos federales. El mandatario dijo que había hablado con los respectivos gobernadores y que 'el gobierno federal está listo para asistir'.
La emergencia declarada el martes para Washington DC por la alcaldesa Muriel Browser, vigente por 15 días, citó pronósticos para Florence de 'fuertes vientos, lluvia y subidas de la marea' con 'graves efectos generalizados en la región'.
La última vez que Washington DC declaró el estado de emergencia fue en enero de 2016, cuando una tormenta invernal llamada 'Snowzilla' dejó a la capital y a sus alrededores con nieve hasta la rodilla.
La Armada estadounidense indicó que se preparaba a enviar mar adentro a unos 30 buques estacionados en Virginia.
'Una manta y una almohada'
En Charleston, una ciudad portuaria e importante centro turístico, la ruta 26 tendrá circulación en un solo sentido, hacia el norte, para facilitar las evacuaciones.
Otros optaron por ir hacia el sur a los estados de Georgia y Florida.
Michael Kennedy, un ingeniero de Boeing, le dijo a un corresponsal de la AFP que se iría ese día a Atlanta, donde viven sus padres.
Su compañera, Emily Whisler, fue convocada por la Universidad de Medicina de Carolina del Sur, donde trabaja como residente en un programa de psiquiatría. 'Me dijeron que trajera una manta y una almohada, me quedaré allí por varios días', dijo.
Otros, como William Belli, eligieron quedarse en casa y disfrutar de la calma que ha invadido el centro de la ciudad de arquitectura colonial.
'No estoy para nada preocupado', dijo Belli, cuya vivienda no resultó dañada por el huracán Hugo, que devastó el estado y mató a 20 personas en 1989.
Según él, el gobernador de Carolina del Sur, Henry McMaster 'reaccionó de forma exagerada' al ordenar la evacuación.
Entre agosto y septiembre de 2017, tres potentes huracanes, Harvey, Irma y María, causaron la muerte de miles de personas y dejaron daños por miles de millones de dólares en el Caribe y el sureste de Estados Unidos.