En un gesto inusual, los sindicatos que organizaron la protesta les pidieron a los manifestantes del movimiento de los chalecos amarillos que los acompañaran. Fue el 59mo sábado consecutivo de marchas de ese movimiento que pretende obtener justicia social y económica.
Hubo breves enfrentamientos en los que ciertos individuos, algunos enmascarados, quemaron materiales de construcción a lo largo de la ruta. La marcha partió de la estación ferroviaria Gare du Nord y concluyó en la Plaza del Châtelet en el centro de París.
“Sea cual sea el color del chaleco, debemos mantenernos juntos”, declaró Philippe Martinez, líder del sindicato izquierdista CGT, a la televisora BFMTV, refiriéndose a los varios centenares de chalecos amarillos que participaron en la marcha.
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El presidente Emmanuel Macron desea elevar la edad de jubilación de 62 a 64 años y eliminar del complejo sistema a 42 regímenes especiales que tienen sus propias reglas, incluido el de los empleados ferroviarios, de autobuses y del metro.
Las huelgas han afectado gravemente el transporte en Francia y más allá, reduciendo la operatividad de los metros de París y los trenes en todo el país, al igual que los negocios.
La autoridad ferroviaria SNCF dijo el sábado que sólo seis de 10 trenes de alta velocidad estaban funcionando. El Eurostar de París a Londres sólo tenía cuatro trenes operando, de cinco. El servicio en el metro parisino estaba mejorando.
El primer ministro Edouard Philippe planea continuar las conversaciones con los sindicatos tras una interrupción por las fiestas navideñas.
