WASHINGTON,- Nueva Orleans y el resto de la costa de Luisiana se preparan este miércoles para afrontar la llegada de una tormenta tropical que puede convertirse en huracán, según los servicios meteorológicos de Estados Unidos.
'Las condiciones parecen propicias para que ese sistema se transforme en huracán a medida que se acerca a las costas [estadounidenses] en el centro del golfo' de México, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC).
La ciudad más conocida de Luisiana, construida en parte bajo el nivel del agua, ya está en situación de alerta por inundaciones y tornados debido a fuertes tormentas.
En algunos barrios del área metropolitana de Nueva Orleans, como Jefferson, cayeron entre 10 y 15 centímetros de lluvia y se esperaban aún entre cinco y ocho centímetros más.
La perspectiva de un huracán antes del fin de semana, que sería el primero de la temporada en el Atlántico y se llamaría Barry, incitó a los servicios meteorológicos a emitir varias prealertas.
Un ciclón podría provocar una peligrosa subida del nivel del agua e inundaciones costeras en las próximas 48 horas.
A las 15H00 GMT, la tormenta se encontraba a 270 kilómetros al sureste de la desembocadura del Misisipi.
Sus vientos soplaban a 45 km/h, muy por debajo del umbral necesario para convertirse en un huracán: 119 km/h. Se espera que la tormenta produzca una acumulación de lluvia de entre 15 y 30 centímetros hasta comienzos de la próxima semana.
Las autoridades locales han multiplicado las advertencias, sobre todo porque el río Misisipi ya ha alcanzado los 4,9 metros de altura en Nueva Orleans, cerca de su nivel de crecida de 5,18 metros.
El dique que protege la ciudad puede frenar una crecida de 6,10 metros, un nivel que podría alcanzarse el sábado por la mañana, según los meteorólogos.
La alcaldesa de Nueva Orleans, LaToya Cantrell, cerró el Ayuntamiento y pidió a los empleados cuya labor no es esencial para la ciudad que permanecieran en sus casas. El aeropuerto de la ciudad registró varios retrasos en los vuelos.
'Las condiciones parecen propicias para que ese sistema se transforme en huracán a medida que se acerca a las costas [estadounidenses] en el centro del golfo' de México, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC).
La ciudad más conocida de Luisiana, construida en parte bajo el nivel del agua, ya está en situación de alerta por inundaciones y tornados debido a fuertes tormentas.
En algunos barrios del área metropolitana de Nueva Orleans, como Jefferson, cayeron entre 10 y 15 centímetros de lluvia y se esperaban aún entre cinco y ocho centímetros más.
La perspectiva de un huracán antes del fin de semana, que sería el primero de la temporada en el Atlántico y se llamaría Barry, incitó a los servicios meteorológicos a emitir varias prealertas.
Un ciclón podría provocar una peligrosa subida del nivel del agua e inundaciones costeras en las próximas 48 horas.
A las 15H00 GMT, la tormenta se encontraba a 270 kilómetros al sureste de la desembocadura del Misisipi.
Sus vientos soplaban a 45 km/h, muy por debajo del umbral necesario para convertirse en un huracán: 119 km/h. Se espera que la tormenta produzca una acumulación de lluvia de entre 15 y 30 centímetros hasta comienzos de la próxima semana.
Las autoridades locales han multiplicado las advertencias, sobre todo porque el río Misisipi ya ha alcanzado los 4,9 metros de altura en Nueva Orleans, cerca de su nivel de crecida de 5,18 metros.
El dique que protege la ciudad puede frenar una crecida de 6,10 metros, un nivel que podría alcanzarse el sábado por la mañana, según los meteorólogos.
La alcaldesa de Nueva Orleans, LaToya Cantrell, cerró el Ayuntamiento y pidió a los empleados cuya labor no es esencial para la ciudad que permanecieran en sus casas. El aeropuerto de la ciudad registró varios retrasos en los vuelos.