La oposición venezolana realizará este lunes un 'plantón' en el que sus seguidores bloquearán vías importantes del país, sin bajar la presión contra el presidente Nicolás Maduro, pese a que suman 21 los muertos que deja la violencia desatada en casi un mes de protestas.
La oposición exige elecciones generales y respeto a la autonomía del Parlamento, único poder público que controla, y asegura que seguirá en la calle hasta lograr 'restituir el hilo constitucional'.
En Caracas, el 'plantón', que los dirigentes opositores aclararon no será un bloqueo de vías con barricadas sino una concentración de personas, se realizará en una estratégica vía de la ciudad, en Chacao (este), y en las principales vías de cada estado.
'Venezuela se planta contra la dictadura. Si no permiten que vayamos a las instituciones, pues haremos este plan para aumentar la presión. No nos vamos a rendir', dijo el vicepresidente del Parlamento, Freddy Guevara.
Lilian Tintori, esposa del opositor radical Leopoldo López, decidió adelantar el 'planton' con una vigilia frente al penal de Ramo Verde, donde está recluido su marido, como protesta porque las autoridades no le han permitido visitarlo en un mes, según declaró.
Temores de más violencia
En la mañana de este lunes había instaladas algunas pequeñas barricadas en un sector del este de Caracas, aunque la mayoría de las calles lucían tranquilas y funcionan las estaciones del metro, según un recorrido realizado por la AFP. La oposición tiene previsto dar comienzo al 'plantón' en las próximas horas.
La mayoría de las manifestaciones de este mes degeneró en disturbios y enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, que las dispersan con bombas lacrimógenas y balas de goma, y algunas jornadas acabaron en fuertes disturbios y saqueos por las noches.
El gobierno y la oposición se responsabilizaron mutuamente por los hechos de violencia que dejan, además de los 21 fallecidos, cientos de detenidos y heridos, y varios comercios saqueados.
Pero el sábado, miles de opositores se movilizaron escoltados por la policía hasta la sede de la Conferencia Episcopal en una denominada 'marcha del silencio', en memoria de los fallecidos en las protestas, sin que se registraran incidentes.
El domingo, una protesta improvisada de opositores fue dispersada en San Cristóbal (oeste, fronteriza con Colombia) después del clásico del fútbol venezolano entre Deportivo Táchira y Caracas FC.
La noche del viernes se registraron pequeñas protestas y brotes de disturbios en otra jornada de incidentes en Caracas, después de la batalla campal del jueves en el sector popular de El Valle, con tiroteos, saqueos y enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad.
'¡Elecciones ya!'
Las protestas opositoras, convocadas casi todos los días desde el 1 de abril, se desataron después que el máximo tribunal se adjudicó las funciones del Legislativo, y aunque dio marcha atrás en esa decisión tras fuerte presión internacional, la oposición exige la salida de Maduro del poder.
En su programa de televisión del domingo, Maduro dijo que quiere 'elecciones ya', en referencia a los comicios de gobernadores, que tenían que haberse celebrado en diciembre pasado.
Los comicios de alcaldes están previstos para este año y las presidenciales están programadas para 2018, un adelanto de las cuales ha sido descartado por el gobierno.
'Estoy listo para lo que diga el Poder Electoral', insistió Maduro, quien asumió el poder en abril de 2013 tras vencer por estrecho margen al líder opositor Henrique Caprles, a quien la Contraloría inhabilitó políticamente el mes pasado argumento actos de corrupción como gobernador del estado Miranda.
A pesar de las advertencias de la oposición, Maduro los invitó una vez más a retomar un proceso de diálogo, congelado desde el año pasado luego de que se acusara al gobierno de no cumplir con los acuerdos, que incluían precisamente el llamado a elecciones.
'Le pido al papa Francisco desde aquí que nos siga acompañando en el diálogo, porque hay una conspiración en Roma contra el diálogo en Venezuela y aquí también', aseguró el mandatario.
Siete de cada 10 venezolanos, según las encuestas, rechaza la gestión de Maduro, asfixiados por una crisis económica con severa escasez de alimentos y medicinas y una inflación considerada la más alta del mundo.