Las mesas de diálogo no prosperaron el fin de semana ante posturas de los movilizados afines al exiliado expresidente Evo Morales que exigen que los comicios sean antes del 18 de octubre, fecha que estableció el Tribunal Supremo Electoral (TSE). La policía reportó más de 60 tramos cortados en seis de las nueve regiones del país.
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La víspera grupos civiles se enfrentaron con manifestantes en la ciudad de Cochabamba, en el centro del país, y debieron ser dispersados por la policía. Los choques recordaron los ocurridos a fines del año pasado cuando una violenta protesta provocó la muerte de 36 personas y la renuncia de Morales tras unas elecciones denunciadas por fraudulentas en las que el político buscaba un cuarto mandato.
Uno de los líderes de aquellas protestas contra Morales, Luis Fernando Camacho, advirtió el lunes con “convocar a la población' para despejar las rutas por la fuerza “si el gobierno no lo hace”.
La situación más crítica se vive en los hospitales debido a la escasez de oxígeno y medicamentos básicos porque los cortes de ruta han cercado a las principales ciudades, donde también han comenzado a escasear los alimentos. El Ministerio de Salud reportó 31 fallecidos por falta de oxigeno hasta el viernes.
“Se requiere oxigeno en los hospitales para enfermos con COVID-19, niños prematuros y cirugías de emergencia”, dijo el director de Epidemiología, Virgilio Prieto. El lunes cuatro camiones con oxígeno fueron interceptados en Cochabamba a pesar de que estaban escoltados por la Cruz Roja, dijo Prieto a la emisora Panamericana.
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Para el gobierno la protesta tiene móviles políticos y culpa a Morales, al candidato presidencial por el partido del exmandatario Movimiento al Socialismo (MAS), Luis Arce, y al líder de la Central Obrera Boliviana (COB) Juan Carlos Guarachi, quien ha convocado las protestas.
El diálogo convocado la víspera por la presidenta interina Jeanine Áñez no dio resultado ante la ausencia de líderes políticos y de la COB.
En tanto, los manifestantes sumaron otro pedido: la renuncia de Áñez a su postulación presidencial en momentos en que la popularidad de la mandataria está debilitada.
“Bolivia no necesita de bloqueos, necesita de unidad ante la pandemia”, dijo Áñez el lunes.
“No nos culpen a nosotros. Hemos cedido, pero el TSE no acepta cambiar la fecha de los comicios”, dijo Guarachi el domingo tras una fallida reunión con ese órgano. “Técnicamente no es posible adelantar los elecciones antes del 18 de octubre”, alegó el presidente de ese tribunal, Salvador Romero.
La pandemia obligó a retrasar las elecciones en dos ocasiones, la última del 6 de septiembre al 18 de octubre, cuando se espera un descenso en la curva de contagios del nuevo coronavirus.
Hasta el lunes se han registrado en el país 89.999 casos de COVID-19 y 3.640 decesos.
En julio las encuestas ubicaban a Arce en primer lugar de la intención de voto, pero la ventaja se acortó a favor del expresidente Carlos Mesa, quien le pisa los talones con su alianza centrista Comunidad Ciudadana. En tercer lugar marcha Áñez con su alianza de centroderecha Juntos.
Áñez ha culpado a Morales por el “desastre” del sistema sanitario. Analistas piensan que una mayor prórroga de los comicios debilitaría más al expresidente, que gobernó por casi 14 años. La disputa debilitó a ambos y parece beneficiar a Mesa.