Por Ken Bensinger y Lucía Cholankian Herrera / The New York Times
BUENOS AIRES — Desde la distancia, Alejo de Gennaro habría encajado en cualquier mitin de Trump. Llevaba una gorra MAGA y una amplia sonrisa mientras escuchaba a los oradores criticar a los socialistas y denunciar el liberalismo.
Pero el texto en la gorra de Gennaro reveló una diferencia clave: Hagamos a Argentina Grande Otra Vez, decía. Y Gennaro, de 23 años, consultor de mercadotecnia, estaba en el Hilton Buenos Aires, a más de 6 mil 400 kilómetros del País que acababa de elegir a Donald J. Trump.
Él y casi 2 mil personas más fueron atraídos a la sala de conferencias del hotel por la Conferencia de Acción Política Conservadora, un elemento fijo en Estados Unidos que durante mucho tiempo ha entregado un megáfono a los líderes de la derecha estadounidense.
La CPAC se ha vuelto global, buscando unir a partidos y políticos de derecha en su escaparate itinerante. En los últimos años, el grupo ha celebrado conferencias en Brasil, Hungría, Japón, México y ahora en Argentina, donde los oradores incluyeron a Javier Milei, el Presidente libertario recorta-presupuesto del País, y Lara Trump, la nuera del Presidente electo estadounidense. “Estamos recuperando nuestros países”, dijo Trump a la multitud.
La CPAC busca construir una especie de negocio político de importación y exportación, sembrando la política trumpiana en todo el mundo y al mismo tiempo buscando ideas para usar en casa y líderes con ideas afines a los cuales potenciar.
Milei, un economista de cabello alborotado que pudiera ser el líder de derecha más reconocible del planeta después de Trump, prometió en su discurso el 4 de diciembre “acabar con la basura socialista de una vez por todas”, para deleite de los fans como Gennaro, que viajó casi mil kilómetros desde su casa en Mendoza para ver al Presidente.
Otros oradores —incluyendo a Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente brasileño Jair Bolsonaro, y Ben Shapiro, el popular conductor de podcasts estadounidense— pronunciaron discursos igualmente apasionados que mezclaron la celebración de la victoria de Trump con funestas advertencias sobre la lucha contra la política de izquierda, que muchos describieron como una “batalla cultural” por el alma del planeta.
“Argentina demostró lo que es posible”, dijo Trump, enumerando los logros de Milei después de un año en el cargo, incluyendo la eliminación de la mitad de los ministerios federales, el despido de decenas de miles de servidores públicos y la reducción de la inflación galopante del País a su tasa más baja en años.
Trump no mencionó el costo para los ciudadanos del País. Como los servicios sociales han sido recortados, más de la mitad de la población de 47 millones de Argentina vive ahora por debajo del umbral de pobreza, la tasa más alta del País en más de 20 años.
Al igual que Milei, Trump ha prometido reducir la burocracia federal y reducir drásticamente el presupuesto federal.
Los dirigentes de la CPAC consideran al Presidente argentino una prueba de concepto para sus esfuerzos internacionales.
Fue electo hace poco más de un año gracias a una abrumadora oleada de apoyo popular de personas frustradas con la política habitual y, en particular, con la inflación galopante del País, que se disparó a una tasa anual de más del 200 por ciento el año pasado.
“Los ojos del mundo están puestos en Argentina”, dijo Shapiro en la conferencia, que calificó a la izquierda de “malvada”.
“Si tienes éxito, el resto del mundo te seguirá”, dijo Shapiro, concluyendo su discurso con el eslogan característico de Milei: “Viva la libertad, carajo”.
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