Por Mara Hvistendahl / The New York Times
Los visitantes llegaron al Zoológico Nacional de Washington el 24 de enero para presenciar la alegre presentación de dos pandas prestados por China. Los fans subieron fotos y videos a las redes sociales.
Pero en China, el Gobierno ha enviado un mensaje escalofriante a los fans de los pandas para que tengan cuidado con lo que dicen en línea. Algunos influencers en línea han sido arrestados o interrogados por lo que las autoridades llamaron “rumores” y “cultura radical de fans”.
La policía ha ido tras personas que han abogado por el bienestar animal o han criticado intercambios con el extranjero como el que llevó a los pandas a Washington. Pero los medios estatales también han publicado advertencias sobre la fanaticada más amplia por los pandas. Las medidas se producen en medio de una ofensiva contra la cultura de los fans en Internet por parte de Xi Jinping, el líder chino.
China tiene millones de fans de los pandas, muchos de quienes han acogido la causa del bienestar animal en un País donde las tácticas agresivas de reproducción han herido a los osos y han llevado a que los cachorros sean separados prematuramente de sus madres. Durante años, las autoridades toleraron su activismo y sus críticas en línea, dirigidas tanto a los zoológicos chinos como a los extranjeros.
Pero en diciembre, la policía en la provincia de Sichuan dijo que había arrestado a 12 personas por criticar a los expertos en pandas, incitar a la violencia y difundir información falsa sobre los pandas.
Las autoridades han acusado a los influencers de acosar al personal de los centros de cría chinos y de enriquecerse con donativos por transmisiones.
En un intento por controlar la cultura de Internet, Xi ha librado una guerra contra la fanaticada en línea, comparando a los grupos entusiastas con “sectas malvadas”.
La represión muestra lo frágil que es el discurso en China, incluso cuando se trata de pandas.
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El activismo de los amantes de los pandas ayudó a que el Gobierno mejorara los estándares para los recintos de los pandas y prohibiera a la gente pagar para abrazar a los pandas.
Cuando el Zoológico de Beijing colocó el año pasado placas de metal en las ventanas del recinto de un panda que tendía a intentar escapar, los activistas inundaron el Gobierno y las redes sociales con quejas. El zoológico retiró las placas y dijo que renovaría el espacio.
Ayudó que las acciones de los fans a menudo estuvieran teñidas de nacionalismo, como pedir el regreso de un panda del Zoológico de Memphis, en Tennessee, en el 2023.
“Los pandas son un símbolo para China”, dijo Xiao Qiang, investigador de libertad en internet en la Universidad de California, en Berkeley. El activismo es “una combinación singular de propaganda y protección de una especie específica” que puede ayudar a “promover una narrativa política”, dijo.
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