Por Kevin Roose/The New York Times
SAN FRANCISCO — Yacen dos misiones ambiciosas detrás de “Money Electric: The Bitcoin Mystery”, un nuevo documental del cineasta Cullen Hoback, ahora en HBO.
El primero es resolver un gran misterio revelando la identidad de Satoshi Nakamoto, seudónimo del programador que creó Bitcoin en el 2008. La segunda misión de la cinta es demostrar que la identidad del creador de Bitcoin realmente importa —que Bitcoin representa un avance tecnológico con implicaciones de largo alcance, y que hay buenas razones para que importe quién lo creó.
La identidad de Nakamoto ha sido objeto de intenso debate e investigación durante más de una década entre los amantes del Bitcoin y los periodistas sobre criptomonedas. Pero nada se ha demostrado, y los intentos fallidos por resolver el caso sólo han confundido las cosas.
Hoback y un equipo de filmación pasaron tres años volando alrededor del mundo entrevistando a los primeros colaboradores de Bitcoin, siguiendo pistas digitales enterradas en antiguas publicaciones en foros y recabando evidencia.
Su teoría: que Nakamoto es Peter Todd, un programador canadiense que contribuyó a Bitcoin en sus inicios.
“Estoy muy convencido”, me dijo recientemente Hoback. “Todo se alinea con él”.
Algunos creyentes de Bitcoin se burlarán de la idea de que Todd, un genio de la criptografía que tenía sólo 23 años cuando se publicó el libro blanco de Bitcoin, hubiera sido capaz de concebir un sistema tan sofisticado.
Pero Hoback reúne evidencia para respaldar su teoría. La más convincente es un intercambio del 2010 en un foro de Bitcoin en el que Todd respondió a una publicación de Nakamoto de manera que parecía continuar el hilo de pensamiento del creador del Bitcoin, quizás indicando que eran la misma persona y que se había equivocado de cuenta al publicar. Poco después, la cuenta de Todd se cerró y Nakamoto desapareció.
La cinta también señala varias otras incongruencias en la historia de Todd: un antiguo currículum suyo que afirmaba dominar C++, el lenguaje de programación usado para escribir el código base original de Bitcoin, que posteriormente negaría conocer; una cuenta falsa que pudo haber creado para cubrir sus huellas; y ciertas similitudes en la elección de palabras y la redacción.
Pero nada de esto constituye una prueba. Para demostrar más allá de toda duda razonable que Todd es Nakamoto, habría que descubrirlo usando las claves privadas de la billetera Bitcoin de Nakamoto o descubrir alguna evidencia forense irrefutable. Eso no sucede aquí.
El 8 de octubre, Todd me envió un correo electrónico negando la afirmación central de la película. “Para que conste, no soy Satoshi”, escribió. Dijo que la publicación en el foro de mensajes del 2010 fue “simple coincidencia”.
Ahora, a la segunda pregunta que plantea la película: ¿a quién le importa?
Los éxitos y fracasos de Bitcoin no han dependido de la identidad de su fundador. Nakamoto dejó de contribuir a su desarrollo en el 2011. Hoback dijo que la razón por conocer su identidad se reduce a dinero y poder.
Según estimaciones, Nakamoto controla, o solía controlar, un acervo digital de más de un millón de Bitcoin, aproximadamente el 5 por ciento del suministro total. Hoy eso valdría más de 60 mil millones de dólares, convirtiendo a su propietario en una de las personas más ricas del mundo.
“¿No quisieras saber si hay una persona anónima que controla una vigésima parte de todo el oro del planeta?”, preguntó Hoback.
© 2024 The New York Times Company