Por Farah Nayeri / The New York Times
Los zombis que conocemos por las películas y la televisión son aterradores muertos que han vuelto a la vida. Sin embargo, de acuerdo con una exposición en el Museo Quai Branly en París, “Zombis: ¿La muerte no es el fin?”, eso es una distorsión.
Los zombis son personas en Haití que nunca estuvieron muertas, explica la exposición. Muchos fueron sometidos a un castigo conocido como zombificación: drogados, enterrados vivos, luego exhumados en estado de estupor y esclavizados. La noción del zombi como un cadáver resucitado es una fantasía propagada por la cultura popular occidental, argumentan los curadores, dedicando una sección a las películas, la música, los cómics y las novelas que han mantenido viva esa fantasía. El mito zombi de Occidente “durante mucho tiempo ha servido para burlarse, estigmatizar y satirizar la cultura haitiana”, dijo Philippe Charlier, el curador principal. Dijo que la muestra tenía como objetivo “poner un alto a estos clichés”.
No será tarea fácil. Desde 1920 se han estrenado unas 600 películas de zombis, reporta el libro del 2017 “Zombies in Western Culture”.
La exposición comienza presentando la religión vudú que practica hoy la mayoría de los haitianos, con el templo reconstituido de un sacerdote vudú, Erol Josué, quien es uno de los curadores. Explicó que la zombificación era una forma de “justicia paralela” impuesta en las montañas y el campo haitianos a quienes habían cometido delitos como violación o robo de tierras, pero habían escapado del sistema de justicia.
Una vez que una persona es blanco, se aplican venenos en secreto a su ropa, para que las toxinas penetren en su piel, dijo Charlier. Horas más tarde, su corazón se desacelera y parece que han dejado de respirar. Luego son enterrados. Al caer la noche, un hechicero abre su tumba y se los lleva. La privación de sal y los psicofármacos los mantienen entonces en estado vegetativo.
Estos zombis de la vida real están documentados en la exposición, que cuenta con los registros de Clairvius Narcisse, quien fue declarado muerto en un hospital en 1962 y luego reapareció 18 años después. Dijo que había sido exhumado y esclavizado.
Una sección final de la muestra rastrea la evolución de la palabra “zombi” hasta sus raíces en la palabra “nzambi” en el África subsahariana. Esa palabra, que significa espíritu sin cuerpo, se refiere a un niño muerto. En Haití sufrió una redefinición, a través de la trata transatlántica de esclavos, como un cuerpo sin espíritu, y posteriormente fue modificada por Hollywood. Charlier señaló que ahora el zombi aparece como una figura en la floreciente industria cinematográfica de África.
“Habiendo dado la vuelta al mundo y cambiado de significado, el zombi bien podría, dentro de 20 o 50 años, recuperar su significado original”, dijo.
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