Madres encuentran libertad y conexión en el patinaje en Brooklyn

Un grupo de madres en Brooklyn ha hecho del patinaje su pasatiempo, uniendo amistad, apoyo mutuo y la emoción de volver a disfrutar como lo hacían de niñas

  • 21 de septiembre de 2024 a las 21:31
Madres encuentran libertad y conexión en el patinaje en Brooklyn
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Por Melissa Guerrero/The New York Times

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En una mañana ventosa de marzo, las ruedas de las patinetas de Nagisa Landfield y Leila Noelliste retumbaron al unísono con el ruido metálico de las obras de construcción cercanas en un parque de patinaje bajo el puente Kosciuszko en el distrito de Brooklyn de Nueva York.

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Cuando un intento por hacer una suerte resultó en una caída, se rieron junto con su instructora, Liv Collins, y un grupo de mujeres con las que patinaban. Era una práctica común animarse unas a otras con la misma energía cuando caían que cuando lograban el cometido.

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Estas son las Mamás Patinadoras de Brooklyn. Después de conocerse al final de un auge en el patinaje durante el confinamiento pandémico, comenzaron a practicar el deporte y hallaron unión en su deseo de construir una comunidad. Para muchas también se convirtió en un escape lúdico afuera de su red de responsabilidades como propietarias de negocios, madres, amigas y parejas.

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“Nos escapamos y luego vamos a trabajar, recogemos a los niños, lavamos la ropa y cocinamos la cena”, dijo Landfield, de 50 años, que trabaja como artista y costurera.

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Estaba familiarizada con los deportes de tabla porque practicaba snowboard desde hacía mucho tiempo, pero dejó de practicar la patineta cuando era veinteañera. La retomó con la ayuda de su hija hace unos años. “Ella estaba muy orgullosa de mí por probar cosas nuevas”, dijo Landfield. “Y creo que eso me hizo sentir que les estaba dando un buen ejemplo de que puedes intentar cualquier cosa, sin importar la edad que tengas”.

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Noelliste, de 39 años, propietaria de BGLH Marketplace, una empresa de cuidado de la piel, se estaba divorciando y comenzó a surfear como pasatiempo en el 2020. Un amigo le sugirió andar en patineta fuera de temporada.

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Ella se mostró escéptica. “No veía a mucha gente comenzando en la edad adulta, mucho menos mujeres, mucho menos mujeres negras, mucho menos solteras”, dijo.

Nagisa Landfield, una artista de 50 años de Nueva York, prueba una suerte ante sus amigas. (Josh Katz para The New York Times)
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Curiosa, patinaba en su cuadra cuando estaba tranquilo y pronto se aficionó al deporte. Estableció paralelismos entre la prueba y el error que conlleva andar en patineta y los de ser madre soltera de tres hijos, malabareando la maternidad y operando un negocio.

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Shannon South, una nutricionista funcional, celebró sesiones en su casa después de instalar una rampa de 60 centímetros en su sótano en el 2021. En una reunión temprano en la mañana, un pequeño grupo hizo rotaciones. ¿Qué seguía en su lista de pendientes tras unas horas en una rampa? “Trabajo”, dijeron rotundamente, al unísono.

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South, de 51 años, comenzó a andar en patineta cuando era veinteañera y volvió a hacerlo en su cuarta década de vida. Ahora patina con su hijo de 8 años. “Sabes, es muy fácil como madre dejar de lado tus pasiones y todo gira en torno a tu hijo”, dijo.

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“Lo que me encanta del patinaje es que no tiene ningún propósito en nuestras vidas excepto el de divertirse. Es alegría pura y sin adulterar. Patinando te sientes como una niña otra vez”, dijo Hein Koh, una artista de 48 años.

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