Mujeres cada vez escalan más alto, mostrando resistencia ante desafíos

La escalada femenina está en auge, con mujeres logrando primeros ascensos y desafiando los límites técnicos en rutas globales, pese a muchos retos

La escalada femenina está en auge, con mujeres logrando primeros ascensos y desafiando los límites técnicos en rutas globales.

jue 11 de julio de 2024 a las 19:34

Por Sasha DiGiulian / The New York Times

La escalada femenina está pasando por un momento increíble. Sobre los hombros de más de 30 años de logros, las mujeres realizan cada vez más primeros ascensos y retan los límites de la dificultad técnica al escalar rutas desafiantes en todo el mundo.

Escalar paredes de rocas escarpadas depende del equilibrio y de una fuerza ágil en relación con el tamaño del cuerpo, no de quién es más grande o más rápido. Esto ha permitido a las mujeres acercarse a la paridad con los hombres y en ocasiones superarla. También ha provocado resistencia en lo que ha sido un mundo dominado por hombres. Pero eso no está impidiendo que las mujeres hagan historia en este deporte.

El centro del mundo de la escalada en Estados Unidos se ubica en el Parque Nacional Yosemite, en California, donde la enorme pared de granito conocida como El Capitán se eleva 914 metros del fondo del valle. Las hazañas más conocidas en ese muro sin duda son el “solo libre” de Alex Honnold (es decir, sin una cuerda para sujetarlo en caso de caer) en la ruta “Freerider” de El Cap, y el ascenso con cuerdas de la escarpada Dawn Wall, quizás la escalada de gran pared más difícil del mundo, de Tommy Caldwell y Kevin Jorgeson.

Sin embargo, el primer ascenso libre de una de las rutas más difíciles de El Cap, “The Nose”, la realizó una mujer, Lynn Hill, en 1993. Todo el mundo decía que era imposible. Después, en lo que podría interpretarse como un anuncio o un desafío, ella declaró: “Ya está, chicos”. Su hazaña fue tal que el gran escalador alemán Alex Huber dijo que había “superado el dominio de los hombres en la escalada y los había dejado atrás”. Fue aún más impresionante porque el número de mujeres que escalaban grandes muros en aquella época —como Luisa Iovane, Catherine Destivelle e Isabelle Patissier— podía contarse con las dos manos.

El primer ascenso de Beth Rodden de la ruta “Meltdown” de 18 metros de Yosemite, en el 2008, no se logró de nuevo hasta 10 años después —esta vez por un hombre. Fue ampliamente considerada como la escalada tradicional de un solo largo más difícil del mundo. Eso significa que la escalada era de una longitud de una sola cuerda y que ella dependió de equipo que ella misma colocó, en lugar de seguros instalados permanentemente en la roca, para sujetar la cuerda.

En el 2017, Angela “Angy” Eiter hizo historia a escalar de primero “La Planta de Shiva” en Andalucía, España, convirtiéndose en la primera mujer en completar una ruta extremadamente desafiante con grado 5.15b en el Sistema Decimal de Yosemite. (La escala de grados alcanza un máximo de 5.15d). El sitio web de artículos y noticias sobre deportes al aire libre GearJunkie dijo que la escalada estaba “a la vanguardia de lo que es humanamente posible”. Otros triunfos destacados recientes incluyen el ascenso de Laura Rogora en 2021 de “Erebor” en Italia, con un grado de 5.15b/c. En perspectiva, sólo un puñado de hombres ha escalado con éxito rutas con grado 5.15c y 5.15d. Las mujeres están cerca de cerrar esa brecha.

La escalada deportiva bajo techo, como veremos en los Juegos Olímpicos este verano, acaba de alcanzar una nueva paridad; ahora hay casi el mismo número de hombres y mujeres que participan en este deporte, dice el Reporte de Tendencias de Participación 2023 de la Outdoor Industry Association.

Los logros de las mujeres en las grandes paredes son aún más impresionantes porque por cada dos hombres que escalan al aire libre, aún hay una sola mujer, reporta la OIA.

Yo he realizado más de 30 primeros ascensos femeninos y más de una docena de primeros ascensos a nivel mundial. Al cambiar al principio de mi trayectoria para hacer más escaladas de múltiples largos y paredes grandes, a menudo hacía mancuerna con hombres. Muchos de esos ascensos exitosos fueron atribuidos a mi compañero masculino, aunque trabajamos por igual para lograrlos. Esto fue parte de mi motivación para formar equipos exclusivamente femeninos para las escaladas documentadas en mi nueva cinta, “Here to Climb”.

Juntas estamos demostrando qué tan alto podemos llegar. En Rayu, de España, una pared vertical de 610 metros con un grado de 5.14b, Matilda Söderlund, Brette Harrington y yo logramos un primer ascenso exclusivamente femenino y el segundo ascenso de la historia. El sitio web de deportes de montaña Planet Mountain calificó la escalada como “la confirmación, una vez más, de cuánto ha evolucionado la escalada femenina en roca”.

Sin embargo, con cada éxito, hay una nueva ronda de resistencia. Lo que a menudo duele más son los esfuerzos en línea, a menudo anónimos, para reducir los logros de las mujeres en las montañas. Luego están también los comentarios despectivos sobre el cuerpo o la apariencia de una mujer. Después de años de acoso, finalmente me defendí en Instagram ante un escalador profesional que me había hecho bullying a mí y a otras atletas. Hizo comentarios despectivos sobre mi apariencia cuando era adolescente y cuando gané peso cuando tenía poco más de 20 años. Cuando esta persona fue despedida por sus patrocinadores de escalada, señalando un patrón de comportamiento, se desató una nueva ronda de bullying. Pero encontré mi voz y he aprendido a usarla de manera más efectiva.

El mes pasado, un escalador profesional con antecedentes de agresión sexual a mujeres fue sentenciado a cadena perpetua en California por abusar sexualmente de una mujer en Yosemite. El fiscal dijo que había “usado su condición de escalador destacado para agredir a mujeres en la comunidad de escalada en roca”.

Tristemente, no sorprende que las mujeres puedan enfrentar peligros adicionales en ambientes extremos donde a menudo somos una pequeña minoría.

Cuando estoy escalando, pienso en el siguiente movimiento; lo último en lo que estoy pensando es en mi género. Las escaladoras tienen el mismo rendimiento y potencial de ingresos que los hombres, y en esto, como en muchas actividades en las que las mujeres van más allá de los llamados límites tradicionales, enfrentamos resistencia y preguntas sobre si nuestro éxito realmente es merecido.

Lo es.

Sasha DiGiulian es escaladora profesional y autora del libro “Take the Lead”.” Envíe sus comentarios a intelligence@nytimes.com.

© 2024 The New York Times Company

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