Padres enfrentan cargos tras tiroteo escolar en Georgia, similar a Michigan
Un padre es acusado en Georgia por proporcionar un arma a su hijo, presunto autor de un tiroteo escolar, poniendo a prueba la responsabilidad parental
- 16 de septiembre de 2024 a las 20:38
Por Shaila Dewan y Jacey Fortin/The New York Times
En un caso penal en Michigan a principios de este año, James y Jennifer Crumbley se convirtieron en los primeros padres condenados en relación con los asesinatos cometidos por su hijo en un tiroteo masivo.
Ahora, en el primer tiroteo masivo en una escuela estadounidense desde esas condenas, los funcionarios de Georgia parecen dispuestos a intentar la misma táctica. Los fiscales presentaron cargos contra el padre del sospechoso, diciendo que le había proporcionado un arma a su hijo “sabiendo que él era una amenaza”. Acusaciones así pondrán a prueba el impulso emergente por responsabilizar a los padres de tiroteos perpetrados por jóvenes.
La prueba más importante puede ser si la perspectiva de un proceso penal incitará a los padres a hacer más para buscar ayuda para chicos con problemas y mantenerlos alejados de las armas en un País inundado de armas de fuego.
Los partidarios de este tipo de casos penales han dicho que acusar a los padres puede ayudar a evitar que los jóvenes cometan tiroteos. Pero los detractores dicen que es un esfuerzo equivocado que culpa a los padres mientras los legisladores no actúan para reducir la violencia armada.
Se consideró poco probable que tuviera éxito el caso contra los Crumbley, después de que su hijo de 15 años mató a cuatro personas en el 2021 en una preparatoria en las afueras de Detroit. Pero en juicios separados, fueron declarados culpables de homicidio involuntario y sentenciados a 10 años de prisión.
“No soy muy partidaria de señalar con el dedo después de una tragedia, pero tenemos un problema de rendición de cuentas en este País”, dijo Michele Gay, directora ejecutiva de Safe and Sound Schools, que busca ayudar a las escuelas a prevenir crisis. Su hija, Josephine Grace, murió en el tiroteo masivo del 2012 en la escuela primaria Sandy Hook en Connecticut. “Toda esta discusión sobre la rendición de cuentas ha estado ausente de la conversación durante demasiado tiempo”, dijo.
En el caso de Georgia, el tiroteo en la Preparatoria Apalachee en Winder el 4 de septiembre dejó a dos estudiantes y dos maestros muertos. Horas más tarde, un estudiante de 14 años, Colt Gray, fue acusado como adulto de cuatro cargos de homicidio grave. Al día siguiente, su padre, Colin Gray, fue arrestado y acusado de dos cargos de asesinato en segundo grado, cuatro cargos de homicidio involuntario y ocho cargos de crueldad hacia niños.
Los fiscales juzgaron al hijo de los Crumbley, Ethan, como adulto y al mismo tiempo intentaron responsabilizar a sus padres. Los fiscales de Georgia planean hacer lo mismo con los Gray.
“Simplemente parece una forma improbable de lidiar con lo que es fundamentalmente un problema de saturación de armas”, dijo sobre la estrategia Ekow N. Yankah, profesor de Derecho y Filosofía en la Universidad de Michigan.
En estudios sobre tiroteos en escuelas realizados por el Servicio Secreto de Estados Unidos, alrededor de tres cuartas partes de las armas utilizadas fueron sustraídas de la casa de los padres del perpetrador o de un pariente cercano.
Los casos penales contra padres envían un mensaje importante, dijo Nicole Hockley, directora ejecutiva de Sandy Hook Promise, que trabaja para ayudar a las comunidades escolares a identificar señales de advertencia y actuar en consecuencia. Su hijo, Dylan, fue asesinado en Sandy Hook. “Sí sienta un precedente en términos de responsabilidad de los padres —cuando un niño muestra señales hay que tomarlo en serio, cuando tienes armas de fuego en casa hay que guardarlas de forma segura”, dijo.
Pero otros dijeron que demandas, no cargos penales, suelen ser la forma adecuada de responsabilizar a los padres por las fechorías de sus hijos.
“Entiendo perfectamente por qué un fiscal sentiría que padres como estos fueron atroces en su falta de atención”, dijo Yankah. “Pero sí creo que vale la pena hacer una pausa para darnos cuenta de que hemos pasado por alto un principio profundamente arraigado: que uno sólo es responsable de sus acciones y que cuando otras personas actúan, uno no es responsable de lo que hacen”.
El caso contra los Crumbley se vio reforzado por pruebas contundentes. James Crumbley compró como regalo el arma usada en la masacre del 2021, pese a señales claras de angustia mental de su hijo, y Jennifer Crumbley llevó al adolescente a un campo de tiro unos días antes del tiroteo. La pareja también se reunió con su hijo y con funcionarios de la escuela unas dos horas antes del ataque porque él había dibujado un arma, junto con las palabras “ayúdame”, en una hoja. Pero después de la junta, el chico siguió en la escuela.