Telegram: una puerta hacia el terrorismo, criminalidad y racismo

Por Paul Mozur, Adam Satariano, Aaron Krolik y Steven Lee Myers/The New York Times

Telegram se ha convertido en una cloaca global de actividad criminal, desinformación, material de abuso sexual infantil, terrorismo e incitación racista, arroja una investigación de cuatro meses realizada por The New York Times que analizó más de 3.2 millones de mensajes en Telegram de más de 16 mil canales. La empresa, que ofrece funciones que permiten a delincuentes, terroristas y estafadores organizarse a gran escala y eludir el escrutinio de las autoridades, se ha hecho de la vista gorda mientras las actividades ilegales y extremistas han florecido abiertamente en la app.

La investigación de The Times encontró mil 500 canales operados por supremacistas blancos que coordinan actividades entre casi un millón de personas en todo el mundo. Al menos 2 docenas de canales vendían armas. En al menos 22 canales con más de 70 mil seguidores se anunciaba MDMA (a menudo conocida como Éxtasis), cocaína, heroína y otras drogas para su entrega en más de 20 países.

Hamas, ISIS y otros grupos terroristas han acumulado grandes audiencias en docenas de canales en Telegram. The Times analizó más de 40 canales asociados con Hamas. La audiencia promedio se multiplicó hasta 10 veces después de los ataques del 7 de octubre contra Israel, obteniendo más de 400 millones de visitas ese mes.

Telegram es “el lugar más popular para que se reúnan actores violentos y mal intencionados”, dijo Rebecca Weiner, comisionada adjunta de inteligencia y contraterrorismo del Departamento de Policía de Nueva York.

Telegram tiene mucho tiempo de comportarse como si estuviera por encima de la ley —aunque eso puede estar cambiando. Pavel Durov, el fundador nacido en Rusia de la plataforma, fue arrestado y acusado en Francia el mes pasado por no cooperar con las autoridades y por complicidad en delitos cometidos en el servicio, incluyendo la distribución de material de abuso sexual infantil, tráfico de drogas y fraude.

En muchos países democráticos, se está agotando la paciencia con la app. La Unión Europea está explorando una nueva supervisión a Telegram bajo la Ley de Servicios Digitales, una ley que obliga a las grandes plataformas en línea a vigilar sus servicios de manera más agresiva, dijeron dos personas familiarizadas con los planes.

La tolerancia de Telegram por las actividades tóxicas comienza con Durov, de 39 años, quien opera la empresa con la devota creencia de que los gobiernos no deben interferir en lo que la gente dice o hace en línea. El 24 de abril escribió en su canal en Telegram: “Si dependiera totalmente de nosotros, siempre daríamos a nuestros usuarios lo que piden: acceso a información y opiniones sin censura para que puedan tomar sus propias decisiones”.

Telegram, con sede en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, ha beneficiado a personas de países autoritarios que necesitan formas de comunicarse libremente, pero la app también ha contribuido a causar daños en el mundo real. El discurso de odio que se difundió en la plataforma ha tenido un papel en los recientes disturbios en Gran Bretaña y en los incendios provocados en centros de alojamiento para inmigrantes en Irlanda.

Aún cuando Telegram se acerca a los mil millones de usuarios, opera como una startup, con unos 60 empleados a tiempo completo. Ha contratado sólo a unos cientos de contratistas para que trabajen como moderadores e ignora firmemente la mayoría de las solicitudes de asistencia de las agencias de imposición de la ley.

Sólo Apple y Google, que pueden expulsar a Telegram de sus tiendas de apps, han logrado que la plataforma elimine y restrinja la difusión de material dañino, dijeron analistas, funcionarios gubernamentales y ejecutivos de tecnología. En ocasiones, los gobiernos han recurrido a los gigantes tecnológicos en busca de ayuda para que Telegram actúe.

El 5 de septiembre, Durov publicó sus primeros comentarios a sus más de 12 millones de seguidores desde su arresto. Dijo que las afirmaciones de que Telegram era “una especie de paraíso anárquico son absolutamente falsas” y que la empresa eliminaba “millones de publicaciones y canales dañinos todos los días”.

En un comunicado, Telegram dijo que “el 99.999 por ciento de nuestros usuarios” eran legales y que si bien había “mucho trabajo por hacer”, la plataforma estaba realizando mejoras a sus funciones y moderación.

Telegram combina el anonimato de la web oscura con la facilidad de uso de un mercado en línea. Es fácil buscar y encontrar canales de venta de armas, narcóticos ilícitos, medicamentos recetados y tarjetas bancarias fraudulentas.

Telegram comenzó como un servicio de mensajería de texto estándar similar a iMessage o WhatsApp, antes de comenzar a evolucionar en el 2014 agregando funciones de transmisión. Los “canales” hoy son una de las herramientas más conocidas de la plataforma para compartir texto, imágenes, enlaces y videos.

Luego, Telegram introdujo los “supergrupos”. Mientras WhatsApp mantuvo el tamaño de los chats grupales en cientos y limitó el intercambio de ligas para mitigar la propagación de desinformación, Telegram elevó constantemente el límite del tamaño de los grupos. En el 2019, un administrador de grupo podría operar grupos de chat con hasta 200 mil usuarios.

Inicialmente, esto atrajo a nuevos usuarios interesados en las criptomonedas. Pero estas herramientas también atrajeron a un grupo de usuarios menos deseables, incluyendo extremistas, traficantes de desinformación y vendedores de bienes ilícitos.

“Creo que la combinación de una serie de elementos —la criptografía, la capacidad de llegar a un gran número de personas, la capacidad de crear subgrupos y su postura hacia las autoridades— crea un entorno en el que no es sorprendente que se esté produciendo actividad delictiva”, dijo Alvin L. Bragg Jr., el fiscal de distrito de Manhattan en Nueva York.

Telegram cuenta con contratistas y herramientas de inteligencia artificial para monitorear de manera proactiva las partes públicas de Telegram, que no incluyen muchos grupos o chats individuales. La compañía también dijo que tenía un proceso de moderación, que incluye revisar constantemente el contenido, atender las quejas de los usuarios y publicar reportes diarios sobre materiales de abuso sexual infantil.

Aun así, The Times encontró al menos 50 canales que vendían abiertamente contrabando, incluyendo armas, drogas y tarjetas de débito fraudulentas.

Las funciones de Telegram —junto con su negativa a cooperar con la policía— han obstaculizado las investigaciones criminales, frustrando a las autoridades. La empresa puede obtener acceso a los mensajes a menos que los usuarios seleccionen una opción de chat secreto con cifrado de extremo a extremo, según dos ex empleados.

Pero la empresa, que negó que los empleados tuvieran acceso a los datos de los usuarios, se ha negado a compartir datos con los gobiernos. Francia acusó a Durov de complicidad en el tráfico de imágenes sexuales infantiles, entre otros delitos, debido a lo que el fiscal titular llamó “una falta casi total de respuesta” a las solicitudes de asistencia.

Telegram dijo que ahora está “trabajando duro para asegurarnos de que podamos procesar solicitudes legítimas de países democráticos y al mismo tiempo defender los derechos de nuestros usuarios en otros lugares”.

Cuando Hamas atacó a Israel el 7 de octubre, anunció el ataque en Telegram. Dos horas y media después de las primeras incursiones, Hamás comenzó a publicar videos espeluznantes de la matanza. En las primeras 72 horas de la guerra, los canales afiliados al grupo publicaron casi 700 veces y recibieron más de 54 millones de visitas, arroja el análisis de The Times.

Telegram se volvió tan útil para Hamas que el grupo recurrió a la plataforma más que a una app oficial de Hamas, las Brigadas Al-Qassam en Android. El contenido publicado en ambas plataformas tuvo constantemente un alcance 100 veces mayor en Telegram.

Hamas aprovechó otras funciones de Telegram. Después del 7 de octubre, los miembros de sus grupos y otros simpatizantes descargaron fácilmente videos de la violencia y los publicaron en otras plataformas con poca interferencia. El efecto fue una oleada de clips espeluznantes en Internet.

Después de que Apple y Google exigieron cierta moderación, Telegram cedió —pero sólo un poco. A fines de octubre, la empresa restringió el acceso a algunos contenidos relacionados con Hamas en copias de su app distribuidas vía las tiendas oficiales de apps de Apple y Google. También envió a algunos usuarios instrucciones sobre cómo descargar otra versión de la app sin contenido eliminado.

En contraste, Facebook, Instagram, TikTok y YouTube bloquearon cuentas vinculadas a Hamas, así como publicaciones que simpatizaban abiertamente con su causa.

Este mes, Hamas utilizó Telegram para publicar vídeos de rehenes en Gaza que luego fueron asesinados. Uno de los vídeos, que fue visto más de 100,000 veces, incluía subtítulos en inglés, árabe y hebreo para maximizar su audiencia. Después de ser contactado por The Times, Telegram bloqueó el acceso a varios canales de Hamás el 6 de septiembre.

Durov, nacido en 1984 en la Unión Soviética, fundó VKontakte, una red social similar a Facebook, en el 2006.

Cuando VKontakte despegó, Durov dijo que el Kremlin lo presionó para que eliminara contenido y denunciara a los usuarios, receloso del poder de la red para organizar el sentimiento antigubernamental. Eso lo inspiró a iniciar Telegram, lanzado en el 2013.

Durov abandonó Rusia en el 2014. Desde entonces ha vivido de forma itinerante, trabajando desde Berlín, San Francisco, Londres y otros lugares antes de aterrizar en Dubai. Con un valor estimado de 9 mil millones de dólares, se ha convertido en una especie de héroe popular de la libertad de expresión.

Durov reprendió a Apple en abril por bloquear Telegram en su tienda de apps en China, escribiendo que “priorizar las ganancias sobre la libertad de los usuarios no es una buena estrategia a largo plazo”.

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