No cabe duda de que debemos cuestionar todo aquello que aprendemos, quien no está dispuesto a desaprender para volver a aprender seguirá creyendo en una historia mal contada.
El creer que Colón fue el primero que llegó a América, por ejemplo, o creer que cuando China sea la primera potencia mundial todo va a ser mejor, aunque con esto no estoy diciendo que estar subyugados bajo la actual potencia sea bueno.
Si bien es cierto en el nivel educativo a los estudiantes el tener pensamiento crítico no les garantiza solvencia económica, pero hará que marquen la diferencia y, por ende, las posibilidades aumentan, además, ¿qué es un estudiante que no se cuestione lo que está aprendiendo?, o la otra cara de la moneda, ¿un profesor que cree saberlo todo?
Un ingeniero debe cuestionarse por qué con el actual avance de la ciencia aún no han podido replicar las pirámides de Egipto si ya tienen un patrón a seguir, o cuando un profesor de lengua no se cuestiona si el lenguaje decidió darle a todo un nombre de manera arbitraria o convencional, o por qué no una combinación de ambas.
El pensamiento crítico es el arma que les permitiría a los pueblos no seguir repitiendo su historia, para no seguir siendo ovejas idolatrando lobos, ya bien lo dijo Descartes: “Pienso luego existo”, pero en las sociedades menos cultas ocurre lo contrario, cuando discernimos los pensamientos lo debemos hacer con el fin de colaborar y no con el de competir, saber que pensar no es solo memorizar mil palabras sino saber interpretarlas.
El pensamiento crítico sí toma muy bien de la mano el que la enseñanza te sirva en la praxis, aprender para la vida ayuda en todos los entornos, y sin pensamiento crítico eso no es posible, no es solo tener conocimiento, sino saber aplicarlo.