Cartas al editor

La rehabilitación del reo

Las granjas penales deben estar en valles fértiles para que cuando el privado de libertad tenga que sembrar verduras, papas, legumbre, etc. o cuidar ganado y ovejas bajo estricta supervisión de policías penitenciarios bien armados, tengan donde hacerlo y no en granjas ubicadas en un banco de cal blanca como el de la cárcel que está en la carretera de Danlí, La Tolva.

También viene a colación la mujer delincuente que comienza vendiendo su cuerpo por dinero, cometiendo hurtos y hasta matando cuando es necesario en el delito de robo.

Yo pienso que la mujer es cada vez más semejante al hombre en sus comportamientos, pero tienden a escoger métodos menos violentos para conseguir sus criminales fines como darle veneno a un marido o pareja que ya no quieren, etc. Yo creo que cada vez somos más iguales las mujeres y los varones. Pero hasta ahí llega sus similitudes pues el menor tiene que recibir un trato diferente y no estar revuelto con reos de alta peligrosidad. Hay instalaciones para guardar y reeducar estos muchachos que ya han entrado en conflicto con la ley cometiendo robos y hurtos y ahora hasta asesinatos. Entre ellos están cuatro Centros Pedagógicos de Internamientos (CPI), Nueva Jalteva, Viejo Jalteva (Francisco Morazán), Sagrado Corazón de María (Tegucigalpa) y El Carmen, en San Pedro Sula, Cortés. Creo se deben construir más.

Por otra parte, tanto menores como adultos deben tener acceso a comida, sábanas limpias, ropa, deporte, etc., ya que el castigo consiste en estar aislado de la sociedad siendo esta la pena retributiva que aísla al procesado de una sociedad no delincuente, pues es un peligro para ella, no quita el otro fin de la pena que es la rehabilitación ya que se espera que al salir sea un miembro productivo de la sociedad y no un criminal endurecido que solo espera el momento indicado para delinquir, (continuará).