Desde una cama del sexto piso de la sala de hombres del Hospital Escuela Universitario, reflexiono. En estos días tuve una visita como paciente a una de las reliquias de la memoria histórica de Honduras, me refiero al Hospital Escuela, creado en el gobierno del doctor José Ramón Villeda Morales.
A parte de esta reliquia hay otras, por ejemplo creó el Código del Trabajo, una Junta Nacional de Bienestar Social para el servicio de la población, pero la más importante ha sido siempre, en todos los tiempos, el Hospital Escuela, que ha servido a millones de hondureños, única obra que lleva la delantera en todas las obras que han creado otros gobiernos, ya que estos no han pensado en crear otro hospital, que ya hace mucha falta no solamente en Tegucigalpa, sino a nivel regional, ya sea en el norte, sur, este u oeste, que llene las expectativas que cumple el Hospital Escuela.
Aquí vienen nuestros compatriotas de todos lados del país a buscar medicamentos, ayuda médica, a buscar su salud y hemos visto que está bien organizado, todas las salas están muy bien presentables, aseadas, el personal tanto médico como de enfermería y de aseo son muy activos; y están manteniendo siempre en buen estado este histórico Hospital Escuela; esperamos que así continúe y que el actual gobierno pueda ponerle otra competencia, tal vez construyendo otro en San Pedro Sula o en el occidente, o quizás en el sur o en los municipios fronterizos con El Salvador, porque hace falta.
Y no se olviden, tenemos un departamento casi olvidado y que ha sido el más nuevo que se levantó allá por 1957, el departamento de Gracias a Dios, que todos los gobiernos han olvidado, pero cuando necesitan votos allá van a buscarlos, por lo tanto, ellos son merecedores de que se les construya un buen hospital, porque cuando los pueblos reciben ayuda, hay alegría y se complace el gobierno.