Los hondureños nos caracterizamos por utilizar expresiones o dichos curiosos que reflejan la idiosincrasia de nuestro pueblo. Esos dichos suelen contener un valor filosófico, pueblerino, sumamente interesante, otros contienen matices jocosos que, de igual manera, son el espejo vivo de un pensar y sentir del pueblo, que a veces se ríe de su desventura o que llora sus penas, o sencillamente ve transcurrir los hechos sin darse por aludidos. Muchos de esos dichos se modifican con el tiempo, actualizándose para incorporar figuras influenciadas por los acontecimientos del día o por los adelantos tecnológicos u otras condiciones como las culturales, sociales, o políticas, que constituyen la dieta diaria de los ciudadanos.
Los dichos son, como dijimos, figuras cambiantes. Por ejemplo, el “a mi que me importa” que conocemos desde hace muchas décadas, se disfraza en el léxico moderno de los chavos en “a mí me vale”; “a mi me resbala”, “me vale ver...duras”, “ese no es mi rollo”, “no tengo vela en ese entierro”, y muchos otros más.
Es interesante escuchar expresiones como las siguientes: “a mi que me importa que el gobierno se haya desprestigiado tanto; total yo no soy empleado público”.
“A mí me vale que el Congreso haya sido calificado como uno de los mas corruptos del mundo; total no soy diputado”.
“Me importa un bledo que la Corte Suprema de Justicia se le acuse ser instrumento político de los mandamases de turno, al fin y al cabo, yo no tengo juicios pendientes”.
“No es mi rollo que el jefe militar meta las narices en lo que no le compete, igual no me gustan los chafas”.
“Me pela que dos millones de hondureños se hayan ido mojados a los Estados; igual yo ya pagué coyote y ahí me están esperando”.
“Que más da que solo “haiga” un examen de recuperación, total yo ya llegué al sexto grado y ya se leer”.
“Que me importa que el gobierno dejó en la calle a más de 20,000 trabajadores de las camaroneras, total soy alérgico a esas babosadas”.
“Que me importa que asalten en los buses, por suerte a mí me da jalón el vecino”.
“A mi no me afecta que digan que la canasta básica para una familia cuesta más de 12,000, total soy soltero, sin familia y vivo con mis papás”.
“Me valen los paros en los hospitales, mi prima trabaja en uno y me consigue la medicina de gratis”.
“Ahí nombraron a la candidata de Libre en un ministerio rompiendo la ley, a mí me vale, total, que les pase por papos a la oposición.”
“Me vale que estén destrozando la biosfera del Río Plátano con autorización de alcaldes y otras autoridades, aunque haya sido nombrada Patrimonio de la Humanidad, total eso queda en la Mosquitia y eso está muy lejos, no creo que vaya ahí algún día”.
Se fijan como los dichos pueden sufrir tantas variaciones y al final mantener el significado original.