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Cortesía y educación vial

onvencido de la importancia del tema, escribo esta opinión enfocado en resaltar aquellos aspectos que es preciso corregir, como el hecho de que no disponemos de una cultura vial, siendo notoria la falta de cortesía y educación de determinados conductores, hombres y mujeres.

Al conducir nuestro vehículo automotor debemos de pensar en la responsabilidad que tenemos y no poner excusas cuando cometemos una infracción ni por mostrar un comportamiento de seres maleducados. Los demás, simplemente, no tienen porqué sufrir las consecuencias de que nosotros hayamos tenido un mal día o de que lleguemos tarde a nuestro destino.

Y es que uno de los problemas más graves del tránsito en nuestras ciudades es la falta de cortesía vial de parte de un alto porcentaje de los que usamos las calles con nuestros vehículos, ya sean privados o públicos, olvidándonos que estamos obligados a comportarnos de una manera que no entorpezcamos la circulación ni causemos peligro o molestias innecesarias a las personas ni daños a los bienes. Quien conduce un carro, bus, camión, furgón u otro automotor debe proceder con diligencia y precaución, cuidando de no ponerse en peligro a sí mismo y a los demás ocupantes del vehículo que conduce o al resto de los usuarios de la vía. Hay conductores que son expertos en exacerbar los ánimos y fomentar el comportamiento agresivo de quienes conducen, y son aquellos conductores que muestran poco respeto por aquellos con quienes comparten las vías cuando intentan ahorrarse algunos segundos de tiempo de viaje y tratan de sobrepasar o imponerse en las intersecciones, bloqueándolas y generando perjuicios, y no se trata de testosterona, sino de respeto a los demás conductores que observan la conducta apropiada.

Caso aparte son los conductores de vehículos de servicio público. Ellos se sienten con el derecho de violar todos los artículos de la ley y esto se da porque ninguna autoridad se atreve a reclamarles. Conclusión: hace falta que se aplique la ley y proceder a realizar una educación vial masiva utilizando todos medios posibles para organizar y ordenar el tránsito vehicular, y aportar las herramientas para que las muertes a causa de accidentes que involucran vehículos disminuyan, asegurando así el bienestar a toda la población.

Esta educación vial debe basarse en conocimientos que nos permiten, por ejemplo, saber actuar en determinadas situaciones o las reglas a seguir en casos específicos (por ejemplo, utilizar el cinturón de seguridad, respetar los semáforos, dar paso a los peatones, si el vehículo es pesado y su movimiento es lento debe utilizar el carril derecho dejando el carril izquierdo a los vehículos livianos y de velocidad rápida, etc.). Hay que terminar con la conducción indisciplinada o falta de respeto hacia los demás, al igual que con el desconocimiento o la interpretación errada de las reglas, o con la decisión particular de cada individuo.

Un conductor cortés respeta las señales de tránsito, los semáforos, los límites de velocidad y los sitios donde no se puede estacionar; además demuestra paciencia y educación, no toca el claxon o bocina de forma excesiva, no insulta a los demás conductores, mucho menos hace señas obscenas ni gestos ofensivos, cede el paso al peatón, respeta los cruces, mantiene la calma durante los congestionamientos viales. Si se equivoca pide disculpas y muestra generosidad tanto dentro como fuera del automóvil. Es fundamental tomar conciencia, las calles y carreteras no son nuestras, compartámosla cortésmente y en armonía

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