El jueves 12 de diciembre de 2024, doña Martha Rodríguez dejó este mundo terrenal para partir hacía la vida eterna. Esta es una de esas noticias que consternan profundamente. Conocí a doña Martha en el 2018, fuimos compañeros de trabajo por varios años, siempre estuve, estoy y estaré convencido de la calidad humana de este noble ser.
Hoy decido hablar de ella porque creo incansablemente que el mundo seria mucho mejor si existieran más personas como ella. Doña Martha era una guerrera en lo que respecta a su familia, y es que, por las mañanas, cuando yo subía a servirme mi café, coincidía con ella y en esos pocos minutos siempre me hablaba de sus nietos, ella compartía con gran amor las travesuras de un nieto en particular y es que su nieto coincide con la edad de mi hijo, entonces, juntos hablábamos de las aventuras de nuestros pequeños.
En cuanto al tema laboral, doña Martha era una excelente compañera de trabajo, sus funciones las desempeñaba con ahincó y calidad, pero, lo especial de ella, es que, sin importar el día y hora, ella siempre estaba de buen semblante, lista para compartir algún dato humorístico lleno de vibra positiva y complicidad, lo que generaba un ambiente ameno entre ella y sus amistades, es decir, en medio de la cotidianeidad del trabajo, ella siempre ostentaba una actitud envidiable.
Hablando con una de sus hijas me doy cuenta que ese espíritu cautivo, prudente, respetuoso y amoroso fue transmitido a su descendencia, porque como dicen “no hay mejor enseñanza que el ejemplo”, y eso es lo que puedo resumir de doña Marthita, un ejemplo de muchas cosas, su ausencia pesará, porque gente como ella es notoria en cualquier espacio por su calidad humana, pero entendemos perfectamente la voluntad del rey de reyes, y sabemos que sus caminos son misteriosos pero siempre obran para bien.
Descanso eterno para doña Marthita, gracias por todo.
