Columnistas

El G-16 y las entidades electorales

El G-16 siempre ha respaldado a los gobiernos de Honduras desde que conformó su respuesta de ayuda ante los embates del huracán Mitch en 1998. La ciudadanía debe saber y estar consciente de que ante los múltiples problema sociales, económicos y políticos, tiene la mano amiga del G-16, que ha apoyado iniciativas para el cumplimiento de las metas de la Estrategia de Reducción de la Pobreza. Es interesante preguntarse ¿por qué se pueden cambiar los enfoques de ver los problemas de un país y la ayuda que pueda recibirse de acuerdo con la raíz de los mismos? Algunos de estos problemas son estructurales como la exclusión económica y social, y otros se suman por malas decisiones y corrupción que llevan a descomposición y violaciones de los derechos humanos. Desde el conflicto político de 2009 hasta lo que se ha venido derivando con el comportamiento de los partidos políticos, el financiamiento en las campañas políticas hasta la institucionalidad del sistema electoral y su representación, ha venido cobrando especial interés para el G-16 el tema de las elecciones en Honduras. Son cuatro las instituciones del sistema electoral: el Consejo Nacional Electoral, que administra las elecciones; el Registro Nacional de la Personas, que certifica la base del censo electoral; la Unidad de Política Limpia, que fiscaliza y audita el financiamiento de las campañas políticas, y el Tribunal de Justicia Electoral, que es el ente jurisdiccional que impartirá justicia y verá los delitos electorales. Todas estas entidades, menos la Unidad de Política Limpia, tienen rango constitucional, y aunque tenga independencia técnica y haya logrado fortalecerse en varios aspectos para cumplir su rol en este año electoral 2021, su pleno de comisionados ha gestionado desde 2019 que adquiera rango constitucional y lograr mayor independencia como el resto de entidades electorales para robustecer capacidades y acciones, con presupuesto ideal. Es importante para Honduras que el G-16 se interese por el desempeño de quienes representan las entidades electorales para resolver los temas políticos, como importante es fortalecer aún más el apoyo que debe recibir la Unidad de Política Limpia, ya que no siempre las noticias, las narrativas en redes sociales e incluso la “verdad” de algunos interlocutores de sociedad civil son antídoto con la información y percepción que manejan.