Dentro del contexto del escándalo de las supuestas interceptaciones del gobierno del presidente Gustavo Petro a los teléfonos del magistrado de la Corte Constitucional Jorge Enrique Ibáñez Rojas, y sobre otra serie de informaciones que se han filtrado a los medios de comunicación sobre personas cercanas al presidente, se evidencia que hay un factor en los móviles de ese entramado que la opinión pública colombiana aún no alcanza a comprender qué se esconde detrás del torbellino de los escándalos.
Es el factor de la posición que ha asumido el presidente Petro en torno al genocidio del pueblo palestino en Gaza por el gobierno del primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu. Un gran porcentaje de la población mundial condenamos el genocidio de Israel contra el pueblo palestino. El presidente Petro, como jefe de Estado, debió ser más estratégico y diplomático. Sin embargo, afronta el asunto desde la perspectiva de una visión personal e incurrió en un error político en subestimar que se enfrenta de manera frontal al poder global del sionismo, al lobby israelí y a los tentáculos del poderío económico, político y militar del mundo judío.
Por consiguiente, a los tentáculos de los servicios de inteligencia del Mossad. Servicio secreto y de inteligencia que desde hace décadas tienen vasos comunicantes con los servicios de inteligencia colombianos. Los servicios de inteligencia colombianos han adquirido sistemas de inteligencia israelí y han sido entrenados por instructores militares y de inteligencia judío y por estadounidenses de origen judíos jazaros.
Israel tiene uno de los sistemas de interceptaciones de comunicaciones más sofisticados del mundo, entre los cuales los sistemas Pegasus, Lavender y The Gospel. El software de vigilancia de Pegasus se ha constituido en una de las principales herramientas de espionaje de la empresa israelí NSO, el cual ha vendido a los Estados Unidos y varios países de Europa, América Latina, en Asia y África.
Hace dos años el diario The New York Times reveló que las agencias de inteligencia de Estados Unidos como la DEA, el FBI y la CIA adquirieron este sistema para hackear y espirar los sistemas telefónicos estadounidenses y en otros países.
Es claro que el presidente Petro ha sido declarado enemigo del Estado de Israel, un antisemita y un objetivo para los servicios secretos de Israel. Por lo tanto, un objetivo que hay que satanizar, porque en la narrativa judía todo antisemita busca la destrucción de la existencia del Estado judío y del pueblo elegido por Dios.