Columnistas

El gobierno peleando con el gobierno

Conflicto es lo que se comenzó a percibir desde enero de 2022 en la elección de la Junta Directiva del Congreso Nacional, cuando vimos a los diputados de Libertad y Refundación en disputa con los mismos diputados de su partido, luego una tendencia de favoritismo del Poder Ejecutivo apoyando una de las juntas directivas del Congreso Nacional, lo cual concluyó en un proceso atípico y para algunos sectores esta elección se hizo de manera ilegal, a tal grado que en la toma de posesión de la presidenta Castro tuvo que ser una jueza quien entregó la banda presidencial.

En la mitad de este 2024, esos problemas mencionados antes se han acrecentado significativamente, ese rompimiento de 2022 se ha ido haciendo cada vez mayor, y como es de esperarse cuando en un glaciar se abre una grieta inicia un gran rompimiento que va creciendo gradualmente, conforme el tamaño de la grieta es el crecimiento de la ruptura y separación del glaciar.

Este problema de origen político se ha vuelto un conflicto institucional que repercute en el buen funcionamiento del Estado de derecho en Honduras, vemos que comenzaron a tomarse algunas instituciones, otros que mencionan qué es lo que debería hacer el Ministerio Público, otros sectores que ya conocen cuáles serán los requerimientos fiscales próximos por venir, así como los lazos familiares entre los mismos gobernantes, en fin, un reflejo que el poder político está por encima de las decisiones soberanas autónomas e independientes de nuestra institucionalidad.

Lo único positivo detrás de estos escándalos es ver, conforme pasa el tiempo, cómo los políticos van exponiendo sus interioridades al aire, las diferentes componendas y acuerdos, así como los actos de corrupción detrás del telón.

Claro que conocer esto no es positivo, resulta aberrante saber cómo funciona la política hondureña, sin embargo, lo que sí es positivo es conocer bien quiénes son nuestros políticos, cómo muchas veces detrás de lo que hacen o dicen están sus intereses particulares antes de los intereses colectivos.

Todo este problema radica en la concentración de poder, al inicio de gobierno la complicación fue quién iba a controlar el Poder Legislativo, ahora el escándalo radica en saber quién gobernará de 2026 a 2030.

Decía Frederic Bastiat: “La gente empieza a darse cuenta de que el aparato del gobierno es demasiado costoso. Lo que aún no ven es que el peso recae sobre ellos”.

El pueblo hondureño desea respuestas y la satisfacción a sus necesidades básicas del día a día para sobrevivir, y los políticos lo que entregan es incertidumbre y espectáculos como si gobernar se tratare de un reality show y no de resolver los problemas de nuestros compatriotas.