Desde la farmacopea empleada por nuestros ancestros indígenas hasta el uso de modernas tecnologías que permiten emitir diagnósticos exactos, la práctica de la medicina ha recorrido un ininterrumpido trayecto, preventivo y curativo. Cotidianamente las y los profesionales médicos han debido enfrentar -exponiendo su propia salud- epidemias y desastres naturales, eficazmente auxiliados por personal paramédico. En 1780, exitosamente, se vacunó contra la viruela en Centroamérica.
En 1867 Francisco Cruz escribió “Botica del Pueblo. Flora Medicinal de Honduras”.
En 1869 se decretó la primera legislación médica hondureña y un cuerpo consultivo de salud pública y medicina legal.
En 1881 se fundó nuestra Facultad de Medicina y Farmacia, siendo su primer decano el aleman Karl Bernhard.
En 1907 Ernesto Argueta Ayes redactó “Forma práctica de hacer efectiva la celebración obligatoria de las enfermedades contagiosas, infecto-contagiosas ante el Consejo Superior de Salubridad”, y en 1951 “Origen y evolución del ramo de Sanidad en Honduras”.
Los avances científicos han requerido de especialización en ramas específicas, dentro o fuera de la nación. Si en el siglo XIX y primeras décadas del XX la Universidad de San Carlos, en Guatemala, fue la institución que entrenó a distintas generaciones, paulatinamente se buscaron distintas opciones educativas. Al retornar muchos(as) combinaron la práctica privada con la institucional en centros hospitalarios públicos y privados, asumiendo cargos docentes y administrativos. Otros priorizaron la investigación, destacando Salvador Moncada, Juan Almendares y Pablo Cámbar.
Fungiendo como ministro de Salud, Enrique Aguilar Cerrato implementó un modelo de salud nacional, regional y local aplicado en diversos países pobres.
En 1975 se creó el primer postgrado (Pediatría y Ginecoobstetricia) en la UNAH, permitiendo que profesionales logren especializarse localmente, evitando fuga de divisas.
Entre los médicos con elevado espíritu solidario, recordemos a Odilón Renderos y Mario Catarino Rivas, sin olvidar a todas y todos aquellos que en el cumplimiento del deber fallecieron durante la epidemia gripal de 1919-1921, y hoy con el covid-19, junto a enfermeras(os). Público, reiterado reconocimiento, acatando el juramento hipocrático.
Plutarco Castellanos escribió: “Buscando raíces a través de la Historia de la Medicina” y “De la hamaca al consultorio”.
La colega Yesenia Martínez aborda temáticas de salud pública.
El escoger como profesión y opción vital la Medicina implica tanto satisfacciones y recompensas como también riesgos y sacrificios. Por ello, quienes la ejercen deben poseer un alto espíritu de servicio hacia sus semejantes. Años de estudio teórico y práctico ponen a prueba si quien aspira a graduarse posee, verdaderamente, vocación para haber escogido la práctica de esta noble profesión, la más antigua en los anales de la Humanidad.
En 1867 Francisco Cruz escribió “Botica del Pueblo. Flora Medicinal de Honduras”.
En 1869 se decretó la primera legislación médica hondureña y un cuerpo consultivo de salud pública y medicina legal.
En 1881 se fundó nuestra Facultad de Medicina y Farmacia, siendo su primer decano el aleman Karl Bernhard.
En 1907 Ernesto Argueta Ayes redactó “Forma práctica de hacer efectiva la celebración obligatoria de las enfermedades contagiosas, infecto-contagiosas ante el Consejo Superior de Salubridad”, y en 1951 “Origen y evolución del ramo de Sanidad en Honduras”.
Los avances científicos han requerido de especialización en ramas específicas, dentro o fuera de la nación. Si en el siglo XIX y primeras décadas del XX la Universidad de San Carlos, en Guatemala, fue la institución que entrenó a distintas generaciones, paulatinamente se buscaron distintas opciones educativas. Al retornar muchos(as) combinaron la práctica privada con la institucional en centros hospitalarios públicos y privados, asumiendo cargos docentes y administrativos. Otros priorizaron la investigación, destacando Salvador Moncada, Juan Almendares y Pablo Cámbar.
Fungiendo como ministro de Salud, Enrique Aguilar Cerrato implementó un modelo de salud nacional, regional y local aplicado en diversos países pobres.
En 1975 se creó el primer postgrado (Pediatría y Ginecoobstetricia) en la UNAH, permitiendo que profesionales logren especializarse localmente, evitando fuga de divisas.
Entre los médicos con elevado espíritu solidario, recordemos a Odilón Renderos y Mario Catarino Rivas, sin olvidar a todas y todos aquellos que en el cumplimiento del deber fallecieron durante la epidemia gripal de 1919-1921, y hoy con el covid-19, junto a enfermeras(os). Público, reiterado reconocimiento, acatando el juramento hipocrático.
Plutarco Castellanos escribió: “Buscando raíces a través de la Historia de la Medicina” y “De la hamaca al consultorio”.
La colega Yesenia Martínez aborda temáticas de salud pública.
El escoger como profesión y opción vital la Medicina implica tanto satisfacciones y recompensas como también riesgos y sacrificios. Por ello, quienes la ejercen deben poseer un alto espíritu de servicio hacia sus semejantes. Años de estudio teórico y práctico ponen a prueba si quien aspira a graduarse posee, verdaderamente, vocación para haber escogido la práctica de esta noble profesión, la más antigua en los anales de la Humanidad.