En muchos sentidos, el universo y el propio planeta experimentan procesos de expansión, cambios de diversa orientación. Seguramente, de la misma manera estará expandiéndose el sistema de bloques internacionales de países tanto a nivel global como regional. Sin duda, es una nueva recomposición todavía con resultados inciertos aunque marcados con un incipiente optimismo.
En orden cronológico, por ejemplo, muchos pensábamos que no era factible incorporar dentro del bloque de los BRICS a otros países, dado su acrónimo “literal” de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica. En todo caso, veíamos totalmente factible la incorporación de más países al nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS. No obstante, para sorpresa de muchos observadores del acontecer mundial, se acordó la incorporación de seis nuevos países integrantes del bloque, específicamente Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Etiopía, Egipto y Argentina. Una especie de BRICS Plus o de un BRICS + 6.
Por otra parte, y seguramente en la misma línea de expansión, el G20 -del cual los BRICS son a su vez integrantes individuales, al igual que lo son Arabia Saudí y Argentina- acordó la incorporación de la Unión Africana (UA). Valga decir que la UA formalmente es el bloque a nivel de continentes con mayor cantidad de países (55), por delante de la OEA (la más antigua organización continental), de la propia CELAC, de la Unión Europea, de la OCDE y de otros bloques o minibloques de países asiáticos. De manera que algunos de estos países de la UA se vincularon casi simultáneamente tanto a los BRICS como al G20, casos específicos de Egipto y Etiopía (sede de la UA en la ciudad de Addis Abeba). Sudáfrica forma parte del G20 en su doble condición de los BRICS y ahora también a través de la UA.
De la misma manera en que fue incorporada la UA al G20, está abierta la coyuntura para que se una el bloque de países latinoamericanos agrupados en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC). Tomando en cuenta también, que está sumado el otro bloque de países como es la UE, una parte de cuyos miembros tienen representación “duplicada” en el G20 a través del siempre poderoso aunque parcialmente desplazado G7 (Alemania, Francia e Italia).
Antes de esta incorporación, el número real de países congregados en el G20 en realidad era de 43. Luego de la adhesión de la Unión Africana, alcanza un total neto de 99 naciones, prácticamente, la mitad de las naciones del mundo.
Ahora bien, desde la óptica de América Latina, el punto es cómo lograr que sea incorporado el bloque de la CELAC en el G20 considerando que es la instancia donde prácticamente se establecen las megapolíticas internacionales que a su vez encaminan las líneas de acción en los principales organismos de la arquitectura financiera mundial como el FMI, BM y otras instituciones regionales muy cruciales para las corrientes de crédito, comercio, tecnología y megapolíticas en general.
Particularmente para Honduras se presenta una coyuntura sumamente estratégica al ocupar la presidencia pro tempore de la CELAC (33 miembros) en 2024. De hecho, esa debería ser una meta muy concreta a lograr con la presidenta Castro. Las naciones latinoamericanas y del Caribe pueden posicionarse estratégicamente a nivel global y simultáneamente requieren de un auténtico y sistemático proceso de fortalecimiento interno. Es indispensable responder a poblaciones cada vez más exigentes y decididas a buscar soluciones profundas.
