Lo primero que quiero decir es que la familia hondureña, al igual que sucede en casi todo el mundo, es sui géneris. Sin embargo, se pueden identificar unos rasgos identitarios, que en algunos casos son rastreables a través del discurso. Hoy quise hacer un esbozo de algunos conceptos de la familia hondureña a través de frases.
“Es que yo soy madre soltera”, que va a acompañada de: “Yo no vivo con mi papá”, refleja uno de los rasgos más comunes y tristes de la familia hondureña. Según el Centro Nacional de Información del Sector Social, alrededor del 33% de los hogares hondureños son liderados por mujeres solteras. Esto tiene varias consecuencias sociales, económicas y psicológicas para los niños, que desembocan luego en problemas sociales que nos incumben a todos. Y bueno, la frase: “Vivo con mi abuela”, es casi un rezo para los niños cuyos padres han migrado.
Es difícil pensar en una solución a este problema porque se trata muchas veces de conductas individuales. A veces los padres simplemente se van, en algunas ocasiones las mujeres no soportan el alcoholismo, la irresponsabilidad y la violencia. Legislar sobre estos hechos es muy difícil, y hacer que se cumpla una legislación que trata de controlar este mal es casi imposible.
Y para sorpresa de nadie, la solución a este problema se encuentra en la educación. El problema es que debería tratarse de una educación que integre la formación en el hogar, la formación social y la formación en la escuela. El abandono de los hogares, más allá de las evidentes causas, tiene un trasfondo en la preparación psicológica y social de la persona que se enfrentará a la formación de una familia. “¿Y es que no te enseñaron en la casa?”. Esta frase evidencia que existe una conciencia social sobre la función que debe cumplir la familia.
Es en el hogar donde se aprenden y (más importante) se ejercitan los valores. Lastimosamente, según lo que apunta el panorama general del país, hay muchas cosas que no se enseñan en casa, entre ellas a ser honesto y honrado, a respetar, a tolerar, a tener temple y carácter e incluso a amar. Ya he dicho en otras ocasiones que el amor tiene un valor y unas consecuencias sociales, no solamente en el ideario fantástico.
En este misma idea está la frase: “A tu mamá le voy a decir”. Claro, nosotros somos seres sociales y con los que tenemos una relación más natural es con nuestra familia nuclear. Casi cualquier incorrección en el comportamiento de una persona deberá ser informado a sus más cercanos. Y esta es una frase inocente, pero llega un momento en que no lo es tanto, porque cuando se trata de hechos ya delictivos, es la familia quien los sufre.
“Sos el orgullo de la familia”, es quizá la antítesis de la anterior. Hay una identificación de la familia con nosotros, en este caso para lo positivo. ¿Pero por qué ha de sentirse orgullosa nuestra familia? Creo que porque de alguna manera, directa o indirecta, han contribuido a nuestra formación. Lo repito, aunque sea dándonos amor. Y por último: “Gracias a mi familia”, que es un poco más de lo mismo, delata lo importante que son para cada persona aquellos que lo rodean. En conclusión, la familia es clave para que las personas sean felices y logren sus objetivos en la vida.
Así que hay que tratar de ser buenos familiares.