Seguro que quiero un huevo. Frito, revuelto, hervido, en torta, benedictino, relleno y de cualquiera de las más de 100 maneras de prepararlo: en recetas dulces y saladas. En ensaladas y sopas. Como acompañante o como plato principal. En el desayuno, el almuerzo o la cena. ¡El huevo es simplemente espectacular!
Para recordar las virtudes y beneficios del huevo, el segundo viernes de octubre de cada año se celebra el Día Internacional del Huevo y, en muchos países alrededor del mundo, se celebra por todo lo alto. Esta fecha memorable fue establecida en Viena, en 1996 y este mes cumple 25 años de reconocimiento mundial por ser uno de los alimentos más importantes en la historia de la humanidad, con registros de su uso y consumo que se remontan a más de 7,000 años a.C.
Hablando del huevo podríamos llenar fácilmente miles de tomos de información y discurrir en igual cantidad de horas de conferencias, dado que su historia, propiedades beneficios sociales y ambientales no solo se limitan a los aspectos nutricionales, sino que también ha estado presente en la construcción de obras monumentales del pasado o en el caso de la farmacéutica, medicina y cosmética en el presente.
La versatilidad de esta maravilla alimenticia es tal que aporta el doble de proteínas de alta calidad que un vaso de leche. Además, es relativamente barato comparando el valor nutricional que aporta, se puede preparar de variadas maneras para satisfacer los más exigentes gustos y puede ser una alternativa real a la desnutrición infantil, especialmente en los primeros 1,000 días de vida de los niños.
Atrás quedaron los fantasmas y mitos que rodearon al huevo por mucho tiempo, a tal grado que ya no hay un límite de ingesta ni se desaconseja comerlo en cualquier etapa de la vida por su conocido aporte positivo al sistema inmune del organismo. Su empaque natural perfecto lo mantiene conservado hasta por 3 semanas y en el refrigerador se conservan hasta 5 semanas.
El huevo ha demostrado ser una de las fuentes de proteínas que deja una huella medioambiental baja, en comparación con las carnes o la leche, gracias a el mejoramiento de la eficiencia productiva. También es una fuente de proteínas que no genera sufrimiento del animal al producirla. Las granjas productoras son cada vez más tecnificadas y libres de enfermedades aviares. En esas condiciones ¡Una gallina puede producir cerca de 300 huevos al año!
Honduras, gracias a Dios produce muchos huevos al día. Actualmente está cerca de producir 3.8 millones de huevos de gallina cada 24 horas. La industria ovo avícola es decisiva en el reparto de proteínas a nivel nacional con 22,800 kilogramos de proteína pura de alta calidad que podrían suplir lo que necesitan 1,000,000 de niños en edad escolar a razón de 24 gramos por día por niño. El huevo podría ser una parte importante de las soluciones a la desnutrición infantil en Honduras.
Finalmente le aclaro, con dolor en el alma: No hay tal cosa como los “huevos de amor”. Pero le aseguro que si usted le agarra amor a los huevos, como es el caso de este humilde juntaletras, el tórrido romance se repetirá mañana, tarde y noche. Terminaré diciendo lo mismo que el académico y aforista norteamericano, autor de la frase inicial de este artículo de opinión, pero a manera de pregunta y no como resultado de su descubrimiento: ¿Quieres un huevo? Yo sí.
Para recordar las virtudes y beneficios del huevo, el segundo viernes de octubre de cada año se celebra el Día Internacional del Huevo y, en muchos países alrededor del mundo, se celebra por todo lo alto. Esta fecha memorable fue establecida en Viena, en 1996 y este mes cumple 25 años de reconocimiento mundial por ser uno de los alimentos más importantes en la historia de la humanidad, con registros de su uso y consumo que se remontan a más de 7,000 años a.C.
Hablando del huevo podríamos llenar fácilmente miles de tomos de información y discurrir en igual cantidad de horas de conferencias, dado que su historia, propiedades beneficios sociales y ambientales no solo se limitan a los aspectos nutricionales, sino que también ha estado presente en la construcción de obras monumentales del pasado o en el caso de la farmacéutica, medicina y cosmética en el presente.
La versatilidad de esta maravilla alimenticia es tal que aporta el doble de proteínas de alta calidad que un vaso de leche. Además, es relativamente barato comparando el valor nutricional que aporta, se puede preparar de variadas maneras para satisfacer los más exigentes gustos y puede ser una alternativa real a la desnutrición infantil, especialmente en los primeros 1,000 días de vida de los niños.
Atrás quedaron los fantasmas y mitos que rodearon al huevo por mucho tiempo, a tal grado que ya no hay un límite de ingesta ni se desaconseja comerlo en cualquier etapa de la vida por su conocido aporte positivo al sistema inmune del organismo. Su empaque natural perfecto lo mantiene conservado hasta por 3 semanas y en el refrigerador se conservan hasta 5 semanas.
El huevo ha demostrado ser una de las fuentes de proteínas que deja una huella medioambiental baja, en comparación con las carnes o la leche, gracias a el mejoramiento de la eficiencia productiva. También es una fuente de proteínas que no genera sufrimiento del animal al producirla. Las granjas productoras son cada vez más tecnificadas y libres de enfermedades aviares. En esas condiciones ¡Una gallina puede producir cerca de 300 huevos al año!
Honduras, gracias a Dios produce muchos huevos al día. Actualmente está cerca de producir 3.8 millones de huevos de gallina cada 24 horas. La industria ovo avícola es decisiva en el reparto de proteínas a nivel nacional con 22,800 kilogramos de proteína pura de alta calidad que podrían suplir lo que necesitan 1,000,000 de niños en edad escolar a razón de 24 gramos por día por niño. El huevo podría ser una parte importante de las soluciones a la desnutrición infantil en Honduras.
Finalmente le aclaro, con dolor en el alma: No hay tal cosa como los “huevos de amor”. Pero le aseguro que si usted le agarra amor a los huevos, como es el caso de este humilde juntaletras, el tórrido romance se repetirá mañana, tarde y noche. Terminaré diciendo lo mismo que el académico y aforista norteamericano, autor de la frase inicial de este artículo de opinión, pero a manera de pregunta y no como resultado de su descubrimiento: ¿Quieres un huevo? Yo sí.