Honduras es un país con un sinfín de problemas: seguridad, pobreza, salud, educación, corrupción, narcotráfico, migración, entre otros. Estas crisis son parte de los discursos de campaña por todos los postulantes a los diferentes niveles electivos, sin embargo, tenemos personas que ya han formado parte de la administración pública y ahora resulta que quieren volver a pedir el voto a la comunidad hondureña a fin de solventar estos problemas. Si no lograron hacer algo al respecto durante estuvieron en función pública, ¿qué nos hace creer que ahora sí?
No es que un político o un gobierno en menos de 4 años haría que Honduras se vea como Noruega, no es de la noche a la mañana, pero, lo que preocupa es la forma con la que juegan a la política con los problemas nacionales, problemas que sí afectan a la población hondureña de manera directa, no como al político convencional, que mejora su vida gracias a la política.
Lo curioso es que el político en campaña sí conoce todos los males y ve todo lo mal que está el país, pero cuando están gobernando dicen que todo ha cambiado y todo va mejorando. En el gobierno anterior se decía “algo bueno está pasando, Honduras está cambiando”, y ahora es que “en apenas año y medio de gobierno se han hecho más cosas que en los últimos 130 años de bipartidismo”, que no hay corrupción, que la concentración de poder tampoco es una forma de corrupción, en fin, cada gobierno escoge la mentira que quiere replicar, creyendo que si lo dicen mil veces por todos lados el pueblo les creerá, sin embargo, conocemos la realidad porque la vivimos: los problemas y males persisten, sin importar que por parte del gobierno se emitan datos estadísticos que digan que en Honduras va reduciéndose la pobreza, la migración, las muertes violentas; no se puede cambiar la realidad, y ese es uno de los principales errores que comete cada político y cada gobierno, mentir, jugar con la vida y realidad de los hondureños, haciendo creer que tienen la llave mágica a los problemas y frente a la puerta, y no hay llave alguna, la única magia que demuestran es verlos mentir.
Más allá de escuchar cómo enlistan nuestros problemas sociales en sus campañas políticas, merecemos escuchar propuestas que sean factibles y fáciles de alcanzar, nadie espera que se solventen los problemas de un momento a otro, pero sí esperamos sinceridad, mucho trabajo y resultados del próximo gobierno.