Columnistas

Que se los lleven los rusos

Más de 100 personas apadrinadas por una voluminosa comitiva de 16 diputados, con sus parientes y empresarios cercanos al poder, partieron hacia Rusia con el objetivo de vacacionar en una excursión de placer y derroche y de paso a “fortalecer las relaciones diplomáticas”, dicen ellos, mientras se tomaban una selfi con la miseria de una nación, entre neblinas de un caos administrativo y una crisis legislativa, vacía por el circo parlamentario, que queda triste por la ausencia de sus payasos. A todo esto, el país sigue sin fiscales al frente del Ministerio Público, hundido en la miseria, mientras ellos se recetan entre 2 a 5 millones de lempiras solo en pasajes y más de 29 mil lempiras de viáticos diarios, por cada directivo que se pasee por en la Plaza Roja, y disfrutan del esplendor de la arquitectura rusa; orgullosos con sus lentes oscuros y sonrisas de carniceros posando en el Gran Palacio del Kremlin, lugar donde aprobaron las cruentas leyes para la guerra de Rusia contra Ucrania.

Toda una hazaña que lograron estos irracionales cavernícolas, al tomarse una fotografía en la zona cero: donde empezó la masacre contra Ucrania, donde hay más de 240,000 víctimas. Pero, si a esta gente no le importa ni los muertos por la inseguridad, menos en Honduras, qué les puede interesar lo que pasa en fronteras lejanas; su plan es justificar este viaje y hacer creer al país que ellos son soberanos y libres para tener relaciones con quien les dé la gana, ahogándose en sus saliva de farsas, porque el que abrió relaciones con Rusia fue el archienemigo de ellos: Rafael Leonardo Callejas, justo el 30 de septiembre de 1990, después de la desintegración de la Unión Soviética, y desde la fecha se han logrado algunos avances desde un diálogo político sobre cuestiones internacionales urgentes, dentro del marco del derecho internacional.

Sin embargo, estos excursionistas van a presentarse ante Vladimir Putin como grandes aliados, con protagonismo, que disponen de los recursos y de las capacidades necesarias a fin de movilizarse en defensa de Rusia, idóneos con miras a imponer respeto, ideología e intereses, influencia y control sobre las grandes crisis y conflictos internacionales.

Una sarta de inoperancias que imponen, pues que nadie los toma en cuenta ni siquiera con el propósito de elegir un fiscal; no obstante, ellos hablarán como grandes estrategas de la política global, y desde ya han anunciado la gestión para que petróleo ruso llegue a Honduras y con ello tener en el país combustibles a precios bajísimos; ¿será que Rusia va regalar sus recursos en medio de un déficit descomunal por los altos costos de producción de los agricultores y sus rendimientos de los cultivos? Se necesitan enormes cantidades de gas natural con la finalidad de producir amoníaco, el ingrediente clave de los fertilizantes nitrogenados. De eso depende grandes cantidades de gas ruso para sus plantas europeas.

Rusia ha reconocido que está en un punto crítico y ha vetado con efecto inmediato las exportaciones de gasolina y gasóleo con el fin de estabilizar el mercado interior. Aprovechando esto, los rusos deberían de dejar allá a esta caravana de estériles diputados, y llevarse el resto que quedan aquí, así nos pueden ayudar mucho, y ellos pueden servir como abono en los fertilizantes que tanto ocupa Rusia.

En cambio, estos aventureros del placer van a regresar pronto, y seguirán haciendo de la mentira una profesión y la usarán para contar sus maravillas en las redes sociales, así como tomarse sus selfis en el Mausoleo de Lenin donde está el cuerpo embalsamado, visitar el Museo del Gulag y andar por todos los escenarios históricos del Moscú comunista y de la Guerra Fría.

Al regresar vendrán con maletas repletas de souvenirs, con símbolos comunistas, fotos en el Kremlin y la Plaza Roja, como remembranzas de sus aventuras de grandes “comunistas”... por eso les toca simular lo que no fueron ni serán nunca.