El papa Francisco desenmascara al que con una mano dona a la iglesia y con la otra roba al Estado o a los pobres. “Merecen -lo dice Jesús, no yo- que le aten al cuello una rueda de molino y lo echen al mar”. Jesús no habla de perdón.
Pecadores somos todos, pero no podemos ser corruptos. El corrupto engaña y donde hay engaño no está Dios. Un cristiano que presume de cristiano, pero no vive como cristiano, es corrupto.
Al pecador arrepentido hay que perdonarle; al corrupto, no. Y menos cuando hipócritamente se finge cristiano ejemplar para disimular el robo, su injusticia y su vileza. El corrupto que da de comer a sus hijos pan sucio es indigno. No se puede servir a Dios y al dinero”.
La corrupción en el IHSS y en Salud Pública es crimen de lesa humanidad. Magnificaron el delito amparados en la impunidad. Nunca juzgan a quienes ocupando altos cargos se coluden con empresarios para delinquir. El monto robado es inimaginable e irrecuperable. Compiten el IHSS y Salud Pública. A cual peor.
Con Zelaya y Lobo, la corrupción fue escandalosa. Hubo un continuo cambio de ministros en Salud mientras en el Seguro Social un solo delincuente apadrinado saqueó esa institución, que no se recuperará fácilmente.
La corrupción es red que involucra a los que son, los que aparentan no ser y los que en verdad no son. Un entrañable amigo y colega murió en el IHSS por el “no hay” y el “hasta mañana”. Criminales.
Hay aún ilegales comerciantes de medicamentos y equipos asociados con autoridades y políticos influyentes que venden a precios exagerados productos de mala calidad.
Se destapa la corrupción, la fiscalía escandaliza con “ahora sí y nunca más” y los corruptos zurrados de la risa siguen ejerciendo en augusta impunidad.
El escándalo hace que los delincuentes acomoden aparejos para esconderse, huir o lloriquear como inocentes perseguidos políticos. Nunca progresan los juicios, todo queda como “extra” de película de bandidos que jamás se completa. La transparencia no se aplica ni explica.
De nuevo destapan a la ex secretaria general de la Secretaría de Salud que antes “practicó” en el Congreso Nacional, que diciéndose inocente convocó a una conferencia de prensa que nunca dio. Quien la promovió se lo prohibió.
Tuvo tiempo para arreglar los cargos, presumir acoso e inculpar a otros para gozar del peculado. Historia repetida. Y vivieron todos contentos.
¿Qué pasó con los Gutiérrez? Se les pasó de tueste. Escándalo, juicio sin juicio, dilatorias y olvido. No perdón. En Salud hay corruptos intocables, reconocidos, protegidos, políticos de siempre, administradores, ministros, diputados y hasta la esposa un expresidente se mencionó.
Es tan obvio el latrocinio y con tantas pruebas fehacientes que no hay justificación alguna para fingir ignorancia. Ya no expliquen, apliquen la ley. Y punto.
El corrupto en salud no merece medidas sustitutivas, sino un juicio serio y sentencia contundente. Recuperar lo robado y cárcel de por vida. Las denuncias son papel mojado que se pasan por bajeras. Los corruptos están más organizados y bien entronizados en el gobierno. Y mandan. La corrupción tiene nombre y apellido. Nunca habrá paz y justicia si los que saben callan. El silencio es corrupción.
Robarle la salud al pueblo más necesitado es un crimen que no prescribe. Por primera vez háganle justicia a Honduras. La corrupción no se perdona, nunca.