No solamente son los palestinos los que han pagado y siguen pagando una cuota altísima por causa de la furia expansionista de los israelíes, ahora bajo la dirección del primer ministro de esa nación, Benjamín Netanyahu.
Desde 1943, cuando logró su independencia el Líbano, este país no ha podido fortalecerse como nación libre, Israel ha realizado operaciones en territorio libanés en seis ocasiones. La primera invasión se realizó en 1978 y su propósito era expulsar del Líbano a los miembros de la Organización de Liberación de Palestina (OLP) y cuatro décadas después sigue siendo el mismo propósito. Lo peor que le puede pasar a una nación es ser vecino de Israel.
La prepotencia de las autoridades israelíes ha llegado a niveles insospechados. En los primeros días del mes en curso declaró “persona non grata”, además de prohibirle la entrada a territorio israelita al secretario general de la ONU, António Guterres. La autoridad más alta del organismo mundial lo que había pedido de forma sensata es un alto al fuego, además de declarar que lo que se está viviendo con el escalamiento de la confrontación armada en esa parte del mundo debe de parar por el peligro que representa para la paz mundial.
La respuesta que da Netanyahu siempre es bravucona y desafiante, por segunda vez ha pedido la retirada de las fuerzas de paz de las Naciones Unidas del Líbano, lamentando, en sus palabras, “cualquier daño causado” al personal de la misión de paz. Esto ocurre después de que cinco miembros del organismo mundial resultaran heridos por un ataque de los militares israelíes al propio cuartel de la misión de paz de la ONU.
Más de 105 países firmaron una iniciativa en apoyo a António Guterres. El documento firmado señala que el rol de António Guterres es vital para estimular el diálogo y promover la paz y el entendimiento entre palestinos e Israel, advirtiendo que la declaración de “persona non grata” afecta el establecimiento de una vía pacífica hacia la solución de dos Estados.
Mucho de lo que ocurre en las relaciones entre Israel y Palestina es responsabilidad de Estados Unidos, que no cesa de brindarle un apoyo inusitado a las autoridades hebreas. Estados Unidos tiene desplegados unos 40,000 soldados en esa región, pero no solo eso, tiene portaaviones, submarinos, naves de combate, drones, satélites y helicópteros para proteger sus bases y dar apoyo a las Fuerzas de Defensa de Israel.
“Estados Unidos está comprometido con la seguridad de Israel y es vital para sus intereses nacionales, ayudar a Israel a desarrollar y mantener una capacidad de autodefensa preparada”. La anterior declaración es de la Agencia de Cooperación para la Seguridad y la Defensa de los Estados Unidos.
Luego del inicio de la actual confrontación entre Israel y Hamás el 7 de octubre, la promesa del presidente de EUA, Joe Biden fue de que su país “estará al lado de Israel”. La declaración de Biden ha sido casi una constante en la política norteamericana frente a Israel, excepto el presidente Richard Nixon (1969-1974), que por estrategia creía que “no se le podía dar un cheque en blanco a Israel”.
