TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Murales coloridos, el Estadio Nacional en remodelación, miles de ciudadanos emocionados tanto dentro como fuera del lugar del evento.
Luego los invitados de honor, entre ellos, por supuesto, en esta ocasión especial de fascinación en el país, la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris y el rey español Felipe VI.
Pero la extensa lista de invitados con presidentes actuales y anteriores, miembros del gobierno y diplomáticos de países desde Belice hasta Taiwán, así como la cantidad de figuras públicas, empresarios, artistas, músicos y atletas no es menos colorida e impresionante.
Xiomara Castro juró su cargo frente a un mar de banderas y vestimentas coloridas, dejándose ver mucho el rojo, el blanco y el azul turquesa de los nuevos colores patrios.Cuando Luis Redondo, diputado y presidente de facto del Congreso, le puso la banda presidencial, el conflicto entre las dos presidencias legislativas en competencia pareció quedar olvidado en el ambiente positivo que emanaba de este acto popular de toma de posesión. Existe la sensación de que la decisión final en el caso Redondo vs. Cálix podría llegar pronto.
Por lo demás, la decidida aparición de la nueva presidenta y el espíritu de optimismo en el país indican que este lamentable hecho no tiene el poder de ensombrecer demasiado el reinicio político.
Las grandes tareas que enfrentaban los cuatro años de la presidencia de Xiomara Castro ya eran conocidas de antemano, ningún secreto. Sin embargo, su discurso de toma de posesión volvió a nombrar estos temas y, conscientemente, se aprecia un cambio de rumbo en varias áreas.
Mejorar la seguridad social e interna (con énfasis en la seguridad de las mujeres) se convertirá en uno de los temas clave, estrechamente vinculado a la solución del problema migratorio. Con el aumento de la seguridad social y las perspectivas económicas en el país, junto con una menor delincuencia y corrupción, las razones más comunes que impulsan a las personas al extranjero podrían ser mitigadas.
El nuevo gobierno perseguirá más políticas sociales, políticas más en pie de igualdad con el pueblo. Al menos esa es la esperanza que, al parecer en los primeros días, tiene posibilidades realistas de cumplirse.
La presidenta Castro es consciente de la responsabilidad que recae sobre sus hombros y los de sus compañeros dentro de la nueva administración.
El evento del 27 de enero ya fue un hito en términos de diplomacia pública, con el escenario y su presencia, la presidenta entregó una tarjeta de presentación política que inspira confianza a la población y en especial al exterior.
Se puede esperar que los dos nuevos gobiernos en Washington y Tegucigalpa trabajen más juntos, especialmente en vista de la crisis migratoria.
Después de Venezuela, el triángulo geográfico formado por Honduras, El Salvador y Guatemala es la región con mayor número de personas que salen al extranjero en busca de un futuro mejor en toda Latinoamérica.
Pero también es probable que la cooperación con otros socios bilaterales vuelva a ser más estrecha y familiar.
Países como Alemania y Francia están muy interesados en trabajar con un gobierno que quiere aumentar la transparencia, reducir la corrupción y mejorar las condiciones de vida de las personas en el país.
Las tarjetas de presentación metafóricas de la nueva presidenta fueron recibidas muy positivamente y con alegría por la mayoría de los observadores.