Debido al desorden con que manejamos las cosas, a veces por ignorancia, demasiada voracidad o displicencia, atentamos contra los recursos del país sin importarnos el daño que causamos.
He sobrevolado algunos sectores de Honduras y con tristeza y preocupación he visto un bosque muy diezmado, tanto por la tala como por la plaga del gorgojo descortezador, una peste que apareció allá por 1965, pero que por desidia gubernamental se dejó crecer.
Asimismo, no podemos seguir explotando irracionalmente los recursos no renovables sin antes no haber alcanzado un grado de conciencia sobre si valen la pena los beneficios alcanzados, o son más los daños que provocamos a futuro.
A todo esto hay que sumar el impacto del cambio climático sobre el ambiente.
Alabamos el mensaje que el presidente Juan Orlando Hernández está llevando sobre la protección de los recursos naturales y ojalá eso no se quede nada más para la utilización en la política, sino que sea algo sostenido.
Es necesario una política sana de sostenibilidad ambiental que pueda permear la conducta de todos, donde el gobierno, las escuelas, colegios y universidades empujen en la formación de nuevos liderazgos para mantener permanentemente una línea de protección.
Recordemos que el gobierno es el administrador de todos los recursos. Tiene que fomentar conciencia en el sector público y privado, en los líderes locales, para que mancomunadamente acordemos respetar la normativa sobre la explotación y el cuidado de los recursos que tenemos.
No debemos seguir engañándonos con esas reforestaciones que solo son un acto publicitario, o un acto cívico, donde llegan, siembran un árbol y lo abandonan. Si no vamos a darle a esa planta la atención que necesita, entonces solo vamos a tener un acto de buena voluntad.
Tampoco se puede continuar creyendo que con cambiarle nombres a las instituciones responsables de cuidar los recursos naturales y el ambiente basta, por favor no sigamos perdiendo el tiempo valiosísimo mientras nuestros recursos desaparecen y nos sumimos en más pobreza.
*Empresario